jueves, 23 de diciembre de 2010

felices fiestas a todos

Ahora que comienzan las fiestas de navidad, quiero desear a todo el mundo desde esta casa virtual, que es la de ustedes,  las mejores fiestas que puedan imaginar disfrutando de la familia, amigos, vecinos, y del paréntesis que suponen para la vida cotidiana, gozando de todo, todos y de nosotros mismos para iniciar el nuevo año con energía e ilusión, en un renacimiento físico y espiritual que se renueva todos los años.
Deséo tambien agradecer y felicitar especialmente a aquellos  que me han honrado con su presencia en este blog como seguidores: D. NEOCATECUMENALIA, D. GULLIVER, D. ALFREDO GARCÍA FRANCÉS, D. NICONTIGONISINTI, DÑA NIKITA Y DÑA CARMEN QUIRÓS.  También a los seguidores ocasionales que se han pasado por estas latitudes, procedentes de muchas partes del mundo:
 ESPAÑA
MÉXICO
ARGENTINA
CHILE
ESTADOS UNIDOS
PERÚ
RUSIA
VIETNAM
MALASIA
PAÍSES BAJOS
VENEZUELA
COLOMBIA
ECUADOR
CABO VERDE
ALEMANIA
FRANCIA
EMIRATOS ÁRABES
A todos ustedes muchas gracias por su atención y que el año entrante sea mejor aún para todos.
¡FELICES FIESTAS!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

EL PUENTE.

El puente, y de puente a puente me tiro a la corriente...
 Hermoso puente ya invernal pero efímero en el frío, con una nieve evanescente en el tejado y en los paisajes, que desaparece-y nunca mejor dicho-de la noche de llegada a la amanecida tras una lluvia copiosa y una subida térmica colosal. La pocilguina era una cámara frigorífica que hubo de templarse a base de hacha y fuego hasta la desaparición del fantasma de tu respiración. Paseos por el campo, por los montes y por el pueblo, que se resiste a cambiar, y vientos que te azotan de cuando en cuando obligándote a frotarte los brazos. Nó, no había goteras ni signos de haberlas habido en todo este tiempo; suelos secos y camas secas, arañas tendidas en su tela y algún rastro de ratón por los muebles, leña de roble y castaño crepitando en el hogar de la cocina y la estufa, caldeando las cuatro paredes de piedra.
 Me acomodo en el banco rústico de madera de la casa de un vecino, ya ausente, y veo una bola peluda y negra que respira, bajo la luz de cesio de la farola, tapada por un cartón en la leñera, sin saber qué es. De repente, asoman unas orejas picudas y una cabeza redonda: Es un gato que sestea, uno de tantos gatos que habitan en el pueblo y se reproducen  de manera exponencial. Nos miramos, yo sigo mirando a Orión tumbado en el horizonte sin pretender interrumpir su descanso y él se levanta lentamente, silencioso y sin dejar de mirarme a los ojos, y se marcha. Me quedo un rato pensativo y me voy a cenar.

 Por la noche llueve y el repicar de las gotas de lluvia se oye en la calle y en el tejado, lejano. El viento sopla con ráfagas sobre las ventanas y las hace crujir, al igual que las hojas de los árboles, multicolores, que van cayendo y alfombrando los caminos que habré de pisar al día siguiente, escondiendo las piedras gastadas por el paso del tiempo y de los carros que por allí han rodado.
 El mismo paisaje de siempre transformado por las estaciones; el mismo paisanaje menguante  de todos los pueblos pequeños y apartados que sufren la pérdida incesante de sus habitantes, que van muriendo.
República gatuna, perruna y de otras especies animales que reclaman su territorio robado entre las ruinas actuales que una vez ha creado el hombre para vivir.
 ¡Adios casa, mi pocilguina, cuidate!

domingo, 21 de noviembre de 2010

LA MALDICIÓN DE LOS ATRIDAS (I)

Supuesta máscara funeraria de Agamenón, rey de Micenas (1600 A.C. Museo Arqueológico de Atenas).

Quizás una de las dinastías más interesantes de la mitología griega sea la de los Atridas, llamada así por ser su fundador Atreo, quien habría de transmitir una terrible maldición de sangre y venganza a sus descendientes que marcaría la historia de esa familia y también la historia de la Grecia antigua, dando pié a toda una literatura clásica que va desde Homero hasta los grandes dramaturgos de la antigüedad clásica: Esquilo, Eurípides y Sófocles, por no citar a los escritores romanos y a todos los que habrían de venir después, en distintos países y en diferentes épocas. Todo un universo de pasiones, grandezas y perversiones, que ha forjado nuestro legado cultural desde la noche de los tiempos hasta hoy día y que nos hace pensar en la naturaleza humana, capaz de las mayores grandezas y de las mayores ruindades. Un patrón que se repite a lo largo y ancho de nuestra historia… Como una maldición más arcaica que la de los Átridas.


Dice la mitología que Zeus creó a Tántalo a través de su unión con una humana, y que éste engendró a Pélope y a Niobe, siendo rey de Frigia. Tántalo quiso probar la infalibilidad de los dioses olímpicos invitándoles a un ágape en el que se servía un plato muy especial: El niño Pélope cocinado como un lechón. Los dioses se percataron de aquella monstruosidad y rechazaron la comida, salvo Demeter, que en su distracción comió un trozo de carne del niño correspondiente a su hombro derecho, acto que impidió reconstruir totalmente la anatomía del infante cuando los olímpicos, conmovidos, decidieron devolver la vida a Pélope y reconstruir su hombro con una prótesis de marfil. Esto no impidió que el niño creciera sano y hermoso a pesar de su mutilación.

Efectivamente: Pélope creció y se convirtió en uno de los príncipes más hermosos de su época hasta el punto de llamar la atención de Poseidón, que le raptó para llevárselo al Olimpo en calidad de copero para no ser menos que Zeus, que secuestró al príncipe Ganímedes por el mismo motivo y con el mismo fin; ambigüedad sexual de dioses y mortales tan presente en una cultura amante de la belleza, de la proporción, del canon perfecto, pero también de la belleza espiritual. En las ruinas de Olimpia, en el túnel de salida de los atletas, se puede ver grabado en las piedras un testimonio amoroso: un nombre (que no recuerdo) seguido del adjetivo KALOS (bello). Una cultura avanzada y también injusta, xenófoba por su desprecio al extranjero-el meteco-y usuaria de la esclavitud como liberación de las tareas más tediosas y rutinarias, que con su liberación creo la filosofía y la democracia. Pero volvamos a la historia.

Ganímedes y el águila (1817 Museo Thorvaidsen de Copenhague)
Instalado Pélope en el Olimpo en calidad de copero, que debía servir la ambrosía a los dioses, su padre quiso adquirir la inmortalidad de los divinos probando el elixir de los dioses y presionó a su hijo para distraer una copa; pero la cantina olímpica estaba bien vigilada y la distracción fue advertida a tiempo. Pélope fue expulsado de las mansiones de Hefesto, y Tántalo castigado terriblemente en el Tártaro por toda la eternidad: Un vergel de ríos cristalinos y árboles frutales que no saciarían sus necesidades porque, cuando el condenado se acercaba al río y a la fruta, éstos reaccionaban secándose y elevando sus ramas para hacer imposibles sus propósitos.

Pélope, desterrado de su reino y liberado de su padre, siguió su camino vital hasta llegar a Grecia y en Elide conoció a Hipodamía, hija del rey Enómao, de la cual se enamoró siendo correspondido por ella. Un oráculo advertía al rey que de que moriría a manos de su yerno y por eso retaba a todos los pretendientes de su hija a una carrera de carros para obtener su mano. Enómao, hijo de Ares, disponía de unos magníficos caballos heredados de su padre, con los que había vencido a los jóvenes pretendientes de su hija hasta el momento, salvándose de la profecía del oráculo. Pélope recogió el guante arrojado por su futuro suegro y accedió a la competición, logrando la victoria con ayuda de su amante, que convenció al auriga Mírtilo para que trucara el carro de su padre sustituyendo los pernos de las ruedas por clavos de cera, muriendo Enómao en la competición. La profecía se había cumplido y Pélope tomó por esposa a Hipodamía.


Pélope e Hipodamía en el carro.
Pélope e Hipodamía tuvieron dos gemelos (Atreo y Tiestes), Alcátoo (el padre de Ayax), Piteo (abuelo de Teseo, del que ya se habló en este blog) y Astidamía. También tuvo un desliz con una ninfa, del cual nació Crísipo, encendiendo el odio de Hipodamía que lo transmitió a sus hijos gemelos hasta el punto de urdir un plan para matar al bastardo, cosa que impidió Pélope y dio origen a la maldición de los Átridas, formulada por Pélope contra sus hijos gemelos, y al destierro de sus hijos y su mujer.

El recuerdo de Pélope está presente en la actual Grecia dando nombre a la península del Peloponeso (Peloponisos: la isla de Pélope).


    Una vez expulsados los gemelos Atreo y Tiestes, junto a su madre, Hipodamía, se refugiaron en Argos, donde el yerno de Pélope, Esténelo, les confió el cuidado de la ciudad. Atreo se casó con Aérope ( nieta de Minos, el rey de Creta, personaje ya tratado en este blog) y tuvo dos hijos: Agamenón y Menelao. Un cordero de su rebaño crió un vellón de oro y Atreo lo escondió para no ofrecérselo a la diosa Ártemis (la Diana de la mitología romana), guardando el vellón en un arca. Su esposa, Aérope, se había dejado seducir por su cuñado, Tiestes, y le regaló la piel de oro a su amante, cosa que descubriría con el tiempo Atreo cuando ya era rey de Argos y Micenas.
 Atreo llamó a su hermano para invitarle a un banquete en su honor. En este caso la comida era más de lo mismo: antropofagia a costa de los hijos de Tiestes, siguiendo la tradición familiar iniciada por su abuelo Tántalo. Después de tan macabra comida Atreo le reveló a su hermano la receta de tan sabroso ágape, arrojó al mar a su esposa adúltera y expulsó de sus reinos a su hermano, alimentado con las carnes de sus propios hijos.
 La crueldad humana y el odio no tienen épocas ni fronteras, tampoco sirven para contenerlas los lazos familiares, tan característicos de nuestra cultura mediterranea que incluye una dieta variada y equilibrada, recientemente elevada a la categoría de PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD. Supongo que esa distinción patrimonial no incluye esos gustos culinarios que aquí se reseñan, aunque la decadencia que nos invade es capaz de cualquier cosa, incluso el canibalismo como experiencia nueva, que ya se ha dado en nuestra avanzada sociedad.
 Una maldición encarnada en los Atridas, de la que seguiremos hablando.





viernes, 12 de noviembre de 2010

SEXO, OBSESIÓN, PASIÓN Y SESO.

Érase un hombre a una nariz pegado.
Érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escríba,
érase un pez espada muy barbado...
 Así comienza el soneto de Quevedo a una nariz, y así podría comenzar un dicho popular que asegura la posesión de un gran pene debajo de una soberbia nariz; una tontería.
 El sexo es el instinto más contundente e irrefrenable del ser humano, tanto hombre como mujer, y el que mueve la voluntad de las personas hasta el extremo de su perdición o de su felicidad, aún en condición de gran carencia. Sexo infantil de tocamientos, caricias y exploración genital para saber que tu aparato reproductor no solamente sirve para evacuar la orina; sexo adolescente cargado de hormonas y secreciones, reforzado por el deseo de la unión con otro sexo, con otra persona que palpita en sintonía con la misma onda que tu generas con tu vibración vital e involuntaria; culminación en las caricias, besos, palabras cariñosas, a veces soeces pero estimulantes; intercambio de fluidos venéreos que culminan en el orgasmo y terminan en la dulce calma y el sueño de ambos amantes, más reforzados como seres vivientes. Sexo, placer, obsesión y seso; materia gris  que nos permite frenar los excesos y refinar los encuentros amorosos, con el aderezo de la pasión y el Kamasutra personal: todo un universo de sentidos y sentimientos al servicio del crecimiento personal.
 Después el sexo se hace más tranquilo, próximo a la desembocadura del río en la mar, que es el morir, o al menos, más esporádico pero más intenso, con más palabras y menos lenguaje corporal: Los amantes que otrora follaban intensamente, son agora amigos/amantes que follan de vez en vez, tomándose un respiro o mil si hace falta, con el diálogo de la complicidad que concede el proyecto común de la relación mantenida. Un intercambio de calor humano, en el sentido más estricto, frente a una mezcla de fluidos venéreos cada vez más escasos.
 ¡Joder, cómo presta joder sin temor a los gatillazos!

sábado, 23 de octubre de 2010

ESTAR EN LAS NUBES.

 Estar en las nubes es algo indescriptible aunque invite a la descripción de esas formas cambiantes de aire y agua,  tan caprichosas que mudan su forma en cuestión de segundos, impulsadas por el cincel del viento. Físicamente hablando, solo he estado en las nubes, bajo las nubes y sobre ellas, como pasajero de un avión que me transportaba hacia otros cielos con otras nubes y otras tierras; sobre la tierra he estado con la mirada puesta sobre las nubes de vez en vez, a lo largo de toda mi vida.
 En la infancia jugábamos a interpretar las formas de las nubes, tumbados sobre la hierba, describiendo los cambios que sufrían  y las distintas formas que iban adoptando: un dragón escupiendo fuego, un señor gordo, un pájaro enorme con las alas extendidas... Todo un mundo de formas y de matices lumínicos que cambiaba constatemente para dar paso a otras imágenes. Pura fantasía infantil.
 Después las nubes dejan de ser un juguete para convertirse en el fenómeno físico que son, en el oráculo celestial que vaticina bonanza o desastre, lluvia o sequía, poder o no poder emprender una salida.
 Sigo mirando las nubes bajo dos puntos de vista, y me encanta.

martes, 12 de octubre de 2010

HÉROES.

Anteayer introduje mi nariz en un blog excelente, animado y muy nutrido de comentários, e incluso dejé algún post en uno de los temas que se trataban, sin lograr llevar a término el que más me interesaba por esas cosas de la despiadada técnica, que te borra del espacio virtual y envía a la nada tus pensamientos transformados en sistema binario puro y duro. Es igual, lo escribo en esta mi casa virtual, que es la de todos ustedes.
 Bajo el título de HÉROES, el autor/a deseaba llegar a sexagenario/a tan bien tratado por el tiempo como Sting, e incluso se conformaba con llegar a los 40 como él, con toda la cabellera, donosura et fermosura posible. Debo reconocer y reconozco que  mis 40 años fueron de cabellera espesa y bien tintada (castaño claro), exentos de arrugas y patas de gallo y sin michelines ni papada. Actualmente, pasado ya el medio siglo, tengo algunas arruguitas de expresión, sigo conservando la cabellera al completo con "las nieves que el tiempo las sienes plateó" y me sobra barriga, bastante barriga y algo de papada. Nunca fui como el David de Miguel Ángel, fornido y hermoso per in saecula saeculorum, pero él es de mármol y yo de carne mortal y ésto de la belleza, a estas alturas de la vida, me es completamente indiferente.
 El autor/a prosigue su relato recordando su primera visita al Museo del Prado, en compañía de su padre y su hermano, y la emoción que aquella experiencia le produjo al contemplar algunas de las muchas obras de arte que allí se exponen, y que él/ella contemplaba por primera vez en formato original. Yo, un paleto de provincia, tardé mucho en visitar nuestra gran pinacoteca y la última vez que lo hice es el objeto principal de este comentario.
 Había ido a Madrid durante una semana por cuestiones de trabajo,y el último día decidí volver al Prado porque disponía de mucho tiempo hasta la salida de mi vuelo, no sin antes pasar por el Botánico. Recorrí muchas salas del museo: Velazquez y mi debilidad (los temas mitológicos): La fragua de vulcano (Hefesto), Marte (Ares), Mercurio (Hermes) y Argos... Pasé a la sala 57 para contemplar  la flipante obra pictórica de Hierónymus Van Aeken, más conocido por el Bosco, que podría haber ilustrado las mejores obras literarias de H.P. Lovecraft, especialmente las aventuras oníricas de Randolph Carter, y sufrí Las Tentaciones de San Antonio abad, me subí al Carro del Heno, viví el Paso de La Laguna Estigia y acabé mi ruta en El Jardín de Las Delicias, contemplando el tríptico más famoso y enigmático del autor psicodélico por excelencia. Seguí mi camino por los pasillos y llegué a la sala de los autores renacentistas, con esa perspectiva incipiente que les caracteriza, y descubrí un cuadro que yo guardaba en los desvanes de mi memoria sin especial devoción: La Anunciación, de Fray Angélico (o Fra Angélico). Mirando la pintura, que recordaba de mis años de estudiante bachiller, me vi invadido en mi intimidad por una saludable horda de adolescentes, conducidos por su joven profesor de arte, que se paró repentinamente delante del cuadro y comenzó a explicar: "Este cuadro es uno de mis preferidos, siento verdadera debilidad por él" Yo me puse en un segundo plano para escuchar las explicaciones y, por primera vez en mucho tiempo, con 40 años, me sentí adolescente y recordé a mi profesor de Historia del Arte que, en la casi oscuridad del aula de proyecciones donde se daban las clases, nos explicaba con la misma pasión que el joven profesor, todo lo relacionado con las obras de arte.
 El profesor continúa su explicación: "Fijaros en el manto de la Virgen, en ese azul. En aquellos tiempos, el color se hacía con pigmentos de muchas procedencias, todos naturales, pero el azul del manto solo tenía un origen: el lapislázuli, que es una piedra semipreciosa y costaba mucho dinero. Era costumbre de la época que el mecenas que encargaba el cuadro al artista eligiera el lapislázuli u otro color, pero en el primer caso debía comprarlo y entregárselo al pintor para que éste hiciera el óleo con tan noble materia prima".
 En mis clases de Historia del Arte, en casi total oscuridad, se veía la sombra enorme de D. Evaristo-unos dos metros de humanidad-explicando con la misma pasión  que ponía el joven profesor del Museo del Prado, las mismas obras de arte, pictórico, escultórico y monumental, sirviéndose de diapositivas. Los alumnos seguíamos las explicaciones a medias, amparados por la impunidad de la penumbra, que invitaba al cachondéo; pero en los momentos álgidos de la explicación todo el mundo seguía las palabras de D. Evaristo. Aquel cíclope bonachón también tenía su genio: un día nos sacó del aula, a golpe de paraguas, y nos puso de cara a la pared del pasillo mientras nos llamaba cerdos, como un oficial de las SS apuntando a unos reclusos con su Luger.
 Después de unos años de aquella visita al museo, apareció D. Evaristo en la hoja de citados de aquel día en mi trabajo. Iba acompañado por su esposa, tan elegante y pizpireta como siempre, tan menuda y aparentemente frágil, pero sujetando por el brazo al ciclopeo Evaristo que avanzaba con cierta claudicación. Estaba viejo e inseguro en la marcha. No me reconoció.
 Había sufrido un ictus cerebeloso, debido a su hipertensión arterial, y su equilibrio y coordinación de movimientos se habían resentido moderadamente, y ya no era el hombrón que imponía tanto respeto. Después de tratar el asunto profesional, yo le dije: D. Evaristo, tengo una obra de arte colgada en la pared (una reproducción de una pintura de Van Gohg) y querría que usted me diera su opinión como gran experto en arte. D. Evaristo miró el cuadro y me dijo sonriente: es El Café, de Van Gohg, una de sus obras más conocidas. Su mujer, con la cara iluminada por la sonrisa, me preguntó: ¿Ha sido usted alumno de mi marido? Sí, le respondí, fui alumno suyo en sexto de bachiller, en el año 1973, pero también fui alumno de usted, en la asignatura de matemáticas, en los años 72 y 73. La reunión se animó y D. Evaristo me comentó que había ido a cierto hospital para hacerse una prueba médica, y que el médico que le atendió reconocía haber sido alumno suyo. Dña. Dolores, su esposa, me comentó haber tratado con un exalumno, frutero en un puesto de un mercado, que le había recitado de corrido la resolución de las ecuaciones de segundo grado. Aunque la matemática nunca fue mi fuerte, yo no quería ser menos: Dña. Dolores, "el logaritmo de un número N, en base B, es el número al que hay que elevar la base para obtener el número N". "Las combinaciones de N elementos, tomados de H en H, son N¡ partido por H¡ x por (N-H)¡.
 Nos reímos y recordamos viejos tiempos para los tres, y el trio terminó el día con una experiencia más. Recordé al joven profesor y sus jovencísimos alumnos contemplando el cuadro de La Anunciación y la pasión que aquél ponía en su trabajo, sin esperar nada a cambio. Quizás alguno de sus alumnos/as recuerde algún día aquella visita al Museo del Prado y se la pueda contar a su ya viejo profesor, cuando ellos/as hayan tomado las riendas de de la sociedad.
  El comentario del aludido blog terminaba:" Hoy en día son las elecciones las que recuerdan que uno es mortal. Lo malo es cuando, por muy mal que lo hagas, te siguen eligiendo. Indefectiblemente en ese momento crees que lo que haces mal, es bueno".
 Como cualquier persona, he tenido mis héroes de ficción y tengo mis héroes históricos y mitológicos, pero mis verdaderos héroes son aquellos/as que nos han enseñado con el ejemplo, día a día, lo que somos y lo que deberíamos ser, personas corrientes que con su trato cotidiano forman parte de nuestras vidas sin que apenas nos demos cuenta, que pasan silenciosamente hasta que un día te paras a pensar lo importantes que han sido para tí y para otros tantos como tú.

viernes, 1 de octubre de 2010

BIENVENIDOS

Bienvenidos a mi blog caótico y perezoso.
 Nada hay más reconfortante que lo que uno hace no pase desapercibido, aunque la idea inicial sea una válvula de escape a tus pensamientos y, probablemente, una excusa para escribir cuando esto te gusta.
 Cuando inicié mi blog no esperaba ninguna visita, ningún comentario a favor o en contra de lo que escribía, pero quería hacerlo. Me sorprendió el "subidón" de consultas a mi perfil creciendo día a día y algunos comentarios breves en algunos post. El primer seguidor fue muy estimulante.
 NEO: El pionero en seguir este blog y en considerar mis comentarios en el suyo hasta el punto  de honrarme  con el trabajo de MITÓLOGO GRIEGO.
GARCÍA FRANCÉS: vino después y me descubrió su hermoso blog.
 Y, en un santiamén, aparecen otros seguidores:
NICONTIGONISINTI: ¡Qué susto su presentación de troll!
NIKITA: recientemente ondulada y uniendo el norte y el sur.
 Gracias a todos y no se corten: se admiten sugerencias porque en este blog no hay censura de ningún tipo.

Sin andarnos por las ramas: Amigos para siempre.

martes, 10 de agosto de 2010

CABO VERDE TERRA ESTIMADA




El archipiélago de Cabo Verde, situado frente a las costas de Senegal, está formado por diez islas y un sinfín de islotes, todos ellos de naturaleza volcánica y en general bastante desérticos. Tradicionalmente se distinguen dos grupos de islas según su situación con respecto a los vientos dominantes: "A SOTAVENTO" (Maio, Santiago, Fogo y Brava) y "A BARLOVENTO" (Santo Antao, Sao Vicente, Sao Nicolau, Santa Luzía, Sal y Boavista). También admiten una clasificación geográfica: LAS ORIENTALES, planas y arenosas (Sal, Boavista y Maio) y LAS OCCIDENTALES, montañosas, que son el resto. La isla de Fogo es la única que posee actividad volcánica y en ella se encuentra Piconovo q ue con sus 2829 m., es la montaña más alta del archipiélago; Santa Luzía es la isla más pequeña y está deshabitada.
 Descubiertas y colonizadas por los portugueses en el S. XV (probablemente fueran conocidas previamente por los pescadores africanos de la costa oeste), antes de que Colón iniciara su viaje hacia las Indias, fueron pobladas por estos y explotadas de diferentes maneras (producción de sal, agricultura y ganadería caprina, comercio de esclavos, lugar estratégico de abastecimiento y refugio de la flota lusa...) durante siglos, incluso mediante el arrendamiento a paises como Inglaterra u Holanda. En el S. XX comienza una corriente de liberación de las colonias portuguesas (principalmente Angola y Cabo Verde) por parte de los indígenas, liderados por personajes como Amilcar Cabral que moriría asesinado a principios de la década de los 70, sin ver realizado su sueño de descolonización. Cabo Verde se independizó como colonia portuguesa en 1975, tomando el poder el PARTIDO AFRICANO PARA LA LIBERACIÓN DE CABO VERDE, sustituido en el poder por el MOVIMIENTO PARA LA DEMOCRACIA, en 1991.
 Actualmente Cabo Verde es una república cuya capital es Praia, la ciudad más grande con 100.000 habitantes, en la isla de Santiago.


BOAVISTA

Boavista es una de las islas orientales de Cabo Verde, situada a barlovento y a unos 600 km. de Dakar, plana, arenosa y desértica y una de las más grandes y despobladas del archipiélago caboverdiano (unos 10.000 habitantes repartidos por las escasas poblaciones que hay en ella). Desde la inauguración de su aeropuerto, hace un año aproximadamente, comienza a abrirse al turismo internacional con vuelos procedentes de Lisboa, Italia, Alemania y, desde julio de este año, España, que hacen escala en Rabil para continuar viaje con destino al aeropuerto internacional Amilcar Cabral de la vecina isla de Sal. La pequeña población de Rabil, antaño la capital de la isla, está situada en un secarral desértico y polvoriento, al lado del aeródromo, y se ha convertido en una "ciudad dormitorio" por ser la vivienda más barata que en Sal Rei, la capital de la isla (3000 habitantes aproximadamente). Desde Rabil parten vuelos domésticos hacia Sal y otras islas hasta las seis de la tarde, hora de cierre del aeropuerto.

Aeropuerto de Rabil: vuelo hacia Sal.

  La llegada a Boavista es impactante: el avión vuela bajo y lento describiendo una curva pronunciada para tomar la única pista del aeropuerto, mostrándote por las ventanillas las aguas azul turquesa y la arena blanca de la paradisiaca playa Chaves, para después sobrevolar la zona desértica tras las dunas de la mencionada playa, hasta el breve encuentro con la pista de aterrizaje. Los hoteles están a tres km de Rabil (Riu, Decamerón e Iberostar.
  

Praia Chaves.

Desde Rabil parte una carretera asfaltada de 3 km hacia Sal Rei, la única que existe en la isla.
  Sal Rei es una pobalción muy pintoresca, de estilo colonial, típicamente africana, pobre y desabastecida. Las tiendas son una mezcla de colmado de barrio y tienda de ultramarinos tradicional, con sus sacos de patatas en la puerta pero con precios carísimos. Los edificios son de planta baja, la mayoría, y muy humildes; solo la belleza natural de los caboverdianos (de rasgos faciales finos y cuerpos esbeltos) y la serena alegría que transmiten sus rostros logra atenuar la pobreza digna que allí se percibe, pues la única riqueza es la pesca, que allí es muy abundante. Curiosamente existen tiendas de chinos exactamente con los mismos productos que venden aquí, pero más modestas.
 Lo más llamativo es la venta de pescado recién traído en la Rua dos Pescadores y la cansabida persecución de los vendedores de artesanía local, junto con la oferta constante de taxis para llevarte a cualquier sitio. También existen tabernas pintorescas donde tomar una cerveza caboverdiana (estela do Cabo Verde) en un entorno tranquilo y agradable a los sentidos: la taberna Te Manchê, entre la playa y el puerto pesquero y cuyo módulo principal es un contenedor marítimo.



Rua dos pescadores.
  Pero la pobreza también alcanza a los edificios públicos, aunque no a todos. Como ejemplo pondré el juzgado y notaría de Sal Rei (la imagen superior) en el que no quisieran trabajar el juez Garzón ni ningún otro.
  Salimos de la capital con el 4x4, único vehículo que circula por allí, para adentrarnos en los parajes vírgenes de la isla, por caminos de tierra y por algunas carreteras de empedrado típicamente portugues (en Lisboa y muchas ciudades y pueblos portugueses existen ese tipo de calzadas), con cien ojos en el camino por lo deteriorados que están algunos tramos, para visitar las zonas desérticas del centro insular y las paradisiacas playas de aguas cristalinas, como la de Santa Mónica, que con sus 19 km de longitud es una de las más largas del mundo, visitando algunos pueblos a nuestro paso. En la citada playa van a desovar las tortugas marinas en un ritual nocturno que se repite desde hace miles de años.

El interior tórrido, desértico y volcánico, sirve de contrapunto a la belleza de una costa virgen y preñada de vida en la cual se pueden observar a simple vista especies marinas en gran abundancia: barracudas, doradas, salmonetes e incluso pequeños escualos que huyen de sus mayores para no ser devorados; en el bucéo podremos ver, con suerte, tortugas marinas.
 Desgraciadamente, todo paraíso lleva implícito su infierno y Boavista también. La pobreza y la creciente llegada de turistas hace que muchos caboverdianos exploten el filón del extranjero mediante el viejo oficio del atracador que te sorprende en un paraje solitario y te roba a punta de cuchillo, con violencia o sin ella, despojándote de todo lo valioso que llevas.
  Me han quedado muchas cosas por contar, seguramente, pero mi idea es transmitir lo importante de viajar y conocer disfrutando de este mundo que nos atrapa con la fuerza de la gravedad.
 Para definir esta tierra insular nadie mejor que Cesaria Evora, la gran artista caboverdiana.http://www.youtube.com/watch?v=PcvjJypt4DY

lunes, 28 de junio de 2010

Santiago Ramón y cajal.

 La ciencia con mayúsculas es la plasmación de teorías, rompedoras para su tiempo, de una minoría de personas-genios-que arriesgan su prestigio, y en ocasiones su vida, defendiendo unas ideas que chocan frontalmente con lo establecido en esa época.


Todos/as los grandes científicos de S. XIX-XX.


 Cuando en los albores de la civilización occidental se explicaban todos los fenómenos naturales sirviéndose del pensamiento mágico-religioso, surgió en las colonias de Grecia una corriente encabezada por Tales de Mileto, que sepamos, como era de esperar, en territorios tan alejados de la metrópolis y por tanto más libres. Aproximádamente después de un siglo aparece la figura de Demócrito de Abdera (460-370 A.C.), discípulo de Epicuro y conocido como el filósofo de la sonrisa por su buen carácter, que con magistral ejercicio mental y sin instrumento alguno, es capaz de concebir la teoría atómica que varios milenios más tarde habría de confirmarse como cierta. El largo paréntesis de la edad oscura y la edad media separa a esta época del siglo de las luces y del desarrollo científico del  XIX. En esta época la ciencia avanzó más que en todos los siglos anteriores, gracias a los avances tecnológicos y a la libertad que suponía la ruptura con los viejos esquemas dogmáticos de la iglesia, que todo lo relegaba a su poder y a las sagradas escrituras (por ejemplo Darwinismo frente a creacionismo, polémica aún vigente) y a otros factores menos relevantes. La electricidad deja de ser un pasatiempo de feria para convertirse en algo útil como energía más conocida y fuente de progreso, con inventos como la botellea de Leiden-inventada anteriormente- (primer condensador de enegía que permitió la primera transmisión de telegrafía sin hilos, invento de Guglielmo Marconi, que culminaría con la invención de la válvula termoiónica y la bombilla de Tomás Alba Édison, con la cual se podía descodificar una onda de radio y con la adición de una placa, amplificar señales y generar ondas electromagnéticas de amplitud constante).  Pero...¿Las ciencias biológicas?
Santiago Ramón y Cajal.

 La medicina y todas las ciencias biológicas iban avanzando en retaguardia con respecto a la tecnología. La medicina pasaba de una visión macroscópica (la anatomía clásica) a una concepción microscópica desde el invento del microscopio; desde la visión en conjunto de los órganos y tejidos a la percepción de la urdimbre que sostiene a éstos, con el cuentahilos de la alfombra. En la mayoría de los tejidos biológicos existían técnicas de tinción que permitían desentrañar la estructura de los mismos, con excepción del tejido nervioso que se resistía a su análisis microscópico y se presentaba a los ojos del obsevador como una maraña confusa de fibras y células entrelazadas.
 Cajal vivió esa época de confusión  en la cual se concebía el tejido nervioso-ya identificado como el sustrato de los pensamientos-de forma anárquica y simplista: una masa de tejido sin principio ni fin en el que las células se organizaban en sincitios formando un protoplasma sin límites: la teoría reticularista, elegante pero que no explicaba nada y no permitía construir nada sobre ese armazón fantasmagórico. Como buen aficionado a la fotografía conocía las técnicas basadas en las sales de plata de la época para fijar imágenes, y gracias a su colega Simarro, conoció la tinción argéntica para el tejido nervioso desarrollada por Camilo Golgi, aplicándola y mejorándola en la versión "doble tinción argéntica" que permitiría una visualización más neta de ese complicado tejido. Años de aplicación de su tinción y años de persecución de las fibras que prolongan a las neuronas le llevarían a desentrañar el misterio y a elaborar la TEORÍA DE LA NEURONA, sentando las bases de una nueva especialidad médica: la histología y tambíen la neurología. Cajal nunca encontró el alma en sus cortes histológicos pero seguramente tampoco rechazó la idea de su existencia.

Cajal como capitán médico en la gerra de Cuba.
 Con las investigaciones de nuestro paisano se despejó una de las mayores incógnitas del S. XIX y la ciencia del cerébro y los nervios periféricos, permitiendo concebir una estructura, en lo más básico, que aún tiene ese halo de mistério invitando a los futuros investigadores a seguir en la brecha.
  Desgraciadamente las obras científicas de este gran hombre fueron editadas en Francia. Yo conservo una edición de su histología, gracias a mi abuelo paterno, al que no conocí, que fue alumno del maestro en la cátedra de Madrid.
 D. Santiago recibió el prémio Nobel de medicina, junto a su colega italiano Camilo Golgi, en 1906.
  Después habrían de sucederle personajes como Severo Ochoa, asturiano y también premio Nobel, que sentaría las bases de la nueva genética descubriéndo la DNA- polimerasa como enzima replicador del ADN.
 En este país se trata mejor a los políticos y a los futbolistas que a los científicos.

lunes, 14 de junio de 2010

PENSAMIENTO BREVE.

 Sigue los pasos de la naturaleza en la naturaleza. Ella te guiará a donde vayas con su lenguaje sordo, pero preciso; con la generosidad con la que sabe vestir a sus criaturas en armonía de colores, formas y vidas. Pasa las hojas de su libro y encontrarás las respuestas que buscas a todas tus preguntas.

domingo, 16 de mayo de 2010

Nana Mouskouri - Athina

 En este blog se rinde pleitesía a la tradición griega como símbolo de la cultura occidental, como motor del pensamiento y el arte universales que empapan nuestras vidas desde América a Estambul. Ahora Grecia lo pasa mal, como mal lo pasa España, ambas condenadas al ostracismo internacional por cuestiones económicas. Pero algo siempre queda para recordar y admirar. Cuando deséo alegrarme escucho música griega, y pienso en en toda la belleza que compartimos con ese país al que tantas cosas nos unen.

domingo, 9 de mayo de 2010

PEQUEÑOS SUEÑOS.

Noche hermosa de sábado, no hay estrellas en el cielo porque está nublado y cegado por las cenizas del volcán, ese de nombre impronunciable. Pero sobre nuestras cabezas gira la bóveda celeste con estrellas del pasado, que ellas mismas se reencuentran para recordar tiempos gloriosos, desde una perspectiva más pausada.
 Una visión divertida.

Mama Cass Elliott - Dream A Little Dream Live

lunes, 3 de mayo de 2010

EL YOGA OCCIDENTAL.



     J.S. Bach es un ejemplo de la música occidental de todos los tiempos. Cuando uno lo escucha por vez primera, tiene la sensación de oír algo cansino y repetitivo que le deja indiferente; después todo cambia y su música pone en hora nuestros relojes biológicos. Su contrapunto y la melodía austera y genial actúa con un efecto balsámico, que relaja y emociona. Es algo así como "el ojo mágico", que a primera vista parecen imágenes sin sentido y repetidas, pero, cuando logras entrar en ellas pacientemente, descubres un mundo tridimensional que no te esperabas.
  Os dejo disfrutando de esta versión del "Air de la tercera suite, para guitarra, que no tiene desperdicio.

martes, 27 de abril de 2010

EL DESCANSO DEL GUERRERO.

Después de tanta mitología, de tanta batalla por el poder político o social, de tanta traición y muerte, que debería hacer pensar a los humanos en nuestra continuidad en la historia, siendo lo que hemos sido siempre: auténticos depredadores, antropófagos como el Minotauro u otras razas humanas, que devoraban los cerebros de sus contrincantes con distintos fines nutricios, me rindo:
  Lo mejor es un prolongado descanso, en la comodidad de la infancia con su desnudez y sus símbolos, para volver al principio de la historia interminable. Como la especie humana no cambia en lo esencial através de los tiempos lo más loable de nosotros es:
   EL DESCANSO DEL GUERRERO.

lunes, 26 de abril de 2010

LA MUERTE DEL MINOTAURO: EL LABERINTO DE KNOSSOS.

Templo de Hefesto en el Ágora de Atenas. Más conocido como Tisíon por estar representadas las doce tareas de Teseo en sus frisos.
Acogido Teseo por su padre Egeo en su palacio de Atenas, por la fama de héroe que le precedía, el rey ignoraba la identidad de su huésped pero no su esposa Medea, sabedora de quien  era el invitado y el peligro que representaba para ella y su hijo Medo, por su condición de maga. Ésta convenció a su marido de la amenaza que representaba el invitado, presentándole como un rival político, y le propuso deshacerse  de él envenenándole la copa de vino que le servirían en la comida. Egeo, paranoico por la amenaza constante de su hermano Palante y sus cincuenta sobrinos, creyó a su esposa y decidió llevar adelante el plan de asesinato mediante el veneno.
Sentados los comensales a la mesa del comedor de palacio se sirvió el asado, probablemente pantagruélico, y Teseo desenvainó su espada para trincharlo y disponer las raciones. En ese momento, Egeo tiró la copa de Teseo de un manotazo al reconocer su espada, aquella que había escondido bajo la gran roca en presencia de Etra al partir de Trecén, y comprendió la identidad de Teseo, aquel hijo tan deseado que había ido a buscar años atras consultando al oráculo de Delfos y sembrando su semilla en la hija de su amigo Piteo, en la península del Peloponeso (Peloponisos: la isla de Pélope, hijo de Tántalo, castigado por los dioses a pasar hambre y sed en el Tártaro por toda la eternidad tras ofrecer un ágape al panteón olímpico, consistente en el cuerpo de su hijo asado, para comprobar la infalibilidad divina. Los dioses se dieron cuenta de la monstruosidad-salvo Demeter que, distraída, comió un trozo de hombro del niño- devolvieron la vida a Pélope, conmovidos, y sustituyeron su mutilación con una prótesis de marfil, como haría hoy un traumatólogo con una cadera o rodilla).Egeo, desde ese momento, centró todo su interés y cariño en su heroico hijo natural como había intuido su esposa. Medea, avergonzada y desprestigiada por su engaño, abandonó Atenas con su hijo Medo, donde años antes se había refugiado tras abandonar Corinto después de asesinar por venganza a sus hijos habidos con Jasón, cuando éste la dejó para casarse con la hija del rey Creonte (magnífica la película de Pier Paolo Pasolini, adaptación de la tragedia homónima de Eurípides e interpretada por María Callas, que tantas veces había dado vida al personaje en la ópera de Luigi Cherubini), y ambos se dirigieron a Asia Menor.
 Palante y su medio centenar de hijos habían oído las proezas de Teseo y le tenían respeto, pero ello no impidió que trataran de arrebatarle el trono a Egeo y emprendieran una batalla contra el rey en la que participó Teseo, matando a todos los hijos de aquel. Como eran parientes, Teseo fue juzgado en el Areópago y fue absuelto. Posteriormente mato al toro de Creta, que Heracles había llevado a Maratón y según una tradición dio muerte a Androgeo, hijo del rey Minos, motivo por el que el rey de Creta impuso a Atenas el tributo de las siete doncellas y siete donceles, que debían ser enviados a la isla para servir de alimento al Minotauro (como ya dijimos, otra versión atribuye la muerte del príncipe a la envidia de los nobles atenienses, al ser vencidos por aquel en la mayoría de las pruebas olímpicas celebradas en Atenas). Existen también varias versiones acerca de la periodicidad con que se debía cumplir el tributo: cada luna llena, cada siete años, cada nueve años... Lo cierto es que el terrible tributo tenía profundamente entristecida a la ciudad de Atenas y a su rey, que veían zarpar el barco del sacrificio con los jóvenes atenienses, desplegando sus velas negras en señal de luto para nunca volver. Minos había hecho la promesa de acabar con esta sangría cuando alguno de los reos diera muerte al Minotauro en el laberinto de Knossos, donde estaba encerrado, y Teseo decidió ser él mismo uno de los jóvenes ofrecidos en sacrificio para tener la oportunidad de acabar con el monstruo.
  El soberano de Atenas no acogió con agrado esta idea de su hijo y se resistió con todas sus fuerzas y su autoridad a ella. No quería correr el riesgo de perder a ese hijo que tanto había deseado y que era el sucesor perfecto, pero la tozudez de un Teseo adolescente/jovencito pudo más que su oposición y accedió a que él encabezara la lista (vamos a ver, que le compró la Nintendo, la moto y le dejó salir de "botellón", para que lo entiendan los padres de hoy), haciéndole prometer que si regresaba vivo debería desplegar las velas blancas cuando la nave arribara al puerto de Atenas. Y Teseo partió en el barco de la muerte hacia Creta. Algunas versiones dicen que en esa nave iba Minos, que trató de seducir a la bella Peribea y Teseo le reprendió diciendo que él era hijo de Poseidón; Minos arrojó su anillo al mar y le dijo al joven que lo recuperara con la ayuda de su supuesto padre. Zeus lanzó un rayo que condujo a Teseo a la morada de Poseidón y éste le entregó el anillo, que Teseo devolvió a su dueño tras emerger de las aguas (una anécdota que tiene poco que ver con el desarrollo de esta historia, pero existe y hay que contarla). Teseo llega a Creta, a la costa norte-central, donde hoy está la capital de la isla, Heraclion, para ser conducido a Knossos, a apenas siete Km. de la ciudad actual.
 Atracado el barco de la muerte en la costa norte de Creta y llevados los reos al palacio de Minos, quiso el capricho de la diosa Afrodita que Ariadna, hija de Minos y Pasifae, se enamorara perdidamente de nuestro joven héroe sirviendo de alcahuete nuestro ya mencionado Dédalo, el artífice del laberinto, con la complacencia de ambos amantes. Ariadna le entrega a su amante una bobina de hilo, que este fijará a la entrada del laberinto irresoluble de Dédalo desenrrollándolo según avanza, y finalmente se topa con el terrible monstruo luchando con él hasta darle muerte. Rebobinando el hilo, logra salir del laberinto y su amada le espera a la puerta del mismo con el alma en vilo. Minos no ve con agrado esta relación entre su hija y un ateniense y ambos amantes deben huir rápidamente en promesa de amor perpétuo; Dédalo y su hijo Ícaro acabaran enderrados en el laberinto por su intromisión, pero de esta historia ya hemos hablado antes.
  Los amantes de Creta, con el resto de jóvenes y jóvenas (seamos politicamente correctos) atenienses, huyeron apresuradamente del palacio de Minos y se dirigieron  a la nave fúnebre, no sin antes perforar el casco de de los navíos de la flota cretense y matar a los vigilantes de dicha flota para asegurar su huida. Embarcados y sueltas las amarras, iniciaron el viaje de regreso a Atenas, que no fue precisamente un crucero de placer. Ariadna acabo sus días en la isla de Naxos (al norte de Creta) de distintas maneras según que versiones: Unos dicen que una terrible tormenta desencadenada por Poseidón casi hace zozobrar la nave, y que Ariadnacayó por la borda frente a la costa de la citada isla, donde habían fondeado para protegerse del temporal, y todos la dieron por muerta, continuando su singladura. Ariadna llegó a la playa arrastrada por las olas y fue acogida por Dionisos, que la convirtió en su esposa. La otra versión dice que Teseo la abandonó en la isla , ya cansado de élla, y fue acogida por Dionisos ( el Baco de la mitología romana) que se casó con ella. Ariadna terminó sus días en la isla de Naxos junto a su esposo (final feliz). 
Ariadna en la isla de Naxos, esposa de Dionisos.
La nave del sacrificio llega finalmente a Atenas, entrando por la bocana del puerto. Egeo, que ha sido avisado de tan transcendente evento, se asoma al horizonte y contempla con horror y dolor que el navío despliega velas negras, y no es sabedor del olvido de su hijo y la marinería que tripula la nao de desplegar las velas blancas en su regreso triunfal, como ambos habían pactado. Al espanto de la pérdida de catorce jóvenes atenienses se suma el terrible dolor de la muerte de su ya querido hijo y digno sucesor, su idolatrado Teseo, el tesoro de su vida, por el cual renunciaría a su reino, a su corona y a su poder: un padre.
                                                                                       Teseo dando muerte al Minotauro.
 Con lágriamas de dolor en sus ojos, Egeo se encamina hacia ese mar que baña su reino y permite a sus naves comerciar con otras polis. Camina lentamente por la áspera arena de la playa y se introduce pausadamente, llorando, en las cálidas aguas de esa inmensa masa acuosa, de azul intenso y transparente, y encuentra a Tánatos, la muerte, que le ofrece un descanso eterno libre de sufrimientos. Desde ese suceso trágico, esa parte del Mediterráneo recibe el nombre de MAR EGEO.
  Otra versión dice que Egeo se tiró al vacío desde la Acrópolis tras contemplar la llegada del barco de Creta (llamado Salaminía y convertido en objeto de culto tras la gesta) y comprobar que llevaba desplegado el velamen negro. A este narrador de los hechos le gusta más la primera versión; cada uno que elija la que sea de su gusto.
  La costa de Creta bañada por el Egeo.
    Pero Teseo habrá de protagonizar más aventuras hasta su muerte trágica. Se volvió a casar, tras una batalla contra las amazonas, con la reina de estas, Antíope/Hipólita, con la que tuvo un hijo, Hipólito, (véase la tragedia de Hipólito de Eurípides) de castidad inquebrantable y gran belleza. A la muerte de Antíope en la guerra entre Atenas y las amazonas, en la que luchó en el bando ateniense junto a su marido, Teseo se volvió a casar con Fedra, la hermana de Ariadna, con la que tuvo dos hijos: Acamante y Demofonte. Hipólito fue enviado a Trecén como parte de su formación antes de ser rey y allí se manifestaron sus grandes dotes de atleta y cazador. Fedra, que había llegado con su esposo a Trecén en un viaje desde Atenas, descubrió un día los encantos de su hijastro cuando éste hacía ejercicios en el gimnasio, y nació en élla una pasión enfermiza hacia Hipólito que alimentaba escondiéndose diariamente en el gimnasio para contemplar al joven. Se dice que Fedra, en su escondite, contemplando al objeto de su pasión, pinchaba las hojas de un mirto que allí había con un pasador par el pelo, y desde entonces las hojas del mirto tienen tantos agujeritos. Una versión dice que Hipólito profesaba un culto especial a Artemis (la Diana de la mitología romana, auténtico virago que podría ser el estandarte del feminismo más radical) y su castidad enfureció a Afrodita que en venganza infundió esa pasión en Fedra.
  De regreso a Atenas el joven Hipólito para participar en el Panateneas, Fedra le confesó su pasión y éste la rechazó. Fedra escribió una carta calumniosa a su esposo en la que acusaba a su hijastro de intentar seducirla causando la ira de Teseo contra su hijo, que fue expulsado de Atenas. Cuando Hipólito abandonó la ciudad en su carruaje, Poseidón, también encolerizado por la falsa acusación contra el joven y ante la petición de Teseo de que fuera castigado, hizo volcar el carro de aquel provocando su muerte al ser pateado por los caballos. Fedra, avergonzada por sus actos, se suicidó. Por mandato de Artemis, los habitantes de Trecén adoraron como a un dios a Hipólito, después de su trágica muerte.
  El viudo Teseo, en compañía de su amigo Pirítoo, rey de los lapitas, decidió buscar nueva esposa entre la ralea divina y ambos raptaron a la bella Helena en Esparta, que tenía doce años, y que fue adjudicada a Teseo tras jugársela a suerte. Esto enfureció a los hermanos de la joven, Cástor y Pólux, los Dioscuros, que fueron hasta Atenas para liberarla.
 El resto de la historia de Teseo da para mucho más y no vamos a extendernos contándolo.
   Cornamenta de toro en piedra en Knossos.

lunes, 19 de abril de 2010

EL FINAL DEL MINOTAURO DE CRETA: TESEO.

Teseo, uno de los más importantes reyes de la antigua Atenas y de los héroes de Ática, tuvo una gestación verdaderamente curiosa y muy propia de la mitología griega. Mitad humano y mitad divino, realizó con eficacia las doce famosas tareas que se le atribuyen (una de ellas fue la de dar muerte al Minotauro de Creta), y reinó en Atenas haciendo de esta ciudad el centro de Ática tras unificar las doce comunidades que la conponían, en la hoy capital de Grecia, y creando el gran festival PANATENEAS, entre otras grandes cosas que hicieron de Atenas la ciudad más gloriosa del mundo antiguo.
 Efectivamente. Egeo, rey de Atenas, se sentía frustrado por no tener un hijo varón que le sucediera en el trono tras su primer matrimonio. A ello se unía la constante amenaza de su hermano Palante y sus cincuenta hijos, que esperaba la más mínima oportunidad para arrebatarle el trono, y por ello decidió visitar el oráculo de Delfos, recibiendo de la Pitia una extraña profecía: no debería abrir los odres de vino que portaba hasta llegar a Atenas. En el regreso a su reino se detuvo en Trecén para consultar el significado de semejante augurio con su amigo el rey Piteo, y éste se mostró muy interesado con el relato de Egeo, pues vio la oportunidad de convertirse en abuelo. Piteo, en secreto, abrió los pellejos de vino y emborrachó a su huésped para sque este yaciera con su hija, Etra, en su recámara, a la que le condujo con ese fin. Quiso el destino que Etra hubiera tenido relaciones previamente con Poseidón (siempre presente en esta historia), y ocurriría lo que sucedió muchas veces en estos contubernios mitológicos (véase, por ejemplo, la historia de Zeus y Leda-esposa de Tindareo- de cuya unión nacieron Castor y Clitemnestra, que eran mortales, y Pólux y Helena, que eran semidioses, o el matrimonio entre la diosa oceánide Tetis y el mortal Peleo, padres de Aquiles el héroe de la gerra de Troya). Con la participación de ambos seres, Etra quedó embarazada y concibió a Teseo.
  Egeo debió de quedarse mucho tiempo en Trecén, pues llegó a ver el evidente embarazo de su amante, pero debía partir ante la amenaza de ser destronado por su hermano Palante y sus cincuenta sobrinos, asegurándose antes de dejar este asunto arreglado: debajo de una gran roca introdujo sus sandalias y su espada, y le ordenó a Etra que cuando su hijo creciera le condujera a ese lugar secreto, y si el muchacho fuera capaz de recuperar los objetos allí depositados, iniciara un viaje a Atenas para encontrarse con su padre.
  Teseo creció sano y feliz  en el palacio de su abuelo Piteo junto a su madre, y demostró una gran fortaleza física y valentía. Adolescente ya, fue llevado al santuario de Delfos para adorar al dios Apolo, y ofreció a este un mechón de su cabello afeitándose la parte frontal de su cabeza, cuando lo usual era rasurarse toda la testa, implantando una moda que habría de perdurar mucho tiempo. ¡Todo un lider!.
 Cuenta la tradición que al cumplir 16 años Teseo, su madre le reveló la identidad de su padre y le llevó al lugar secreto, la enorme roca, donde Egeo había escondido sus pertenencias para que las rescatara su hijo. El gran muchacho levantó la roca sin mucho esfuerzo y recuperó los objetos que su padre había dejado para él con la intención de ir a su encuentro, como había dispuesto su progenitor.
  Decidida ya su partida hacia Atenas, su abuelo Piteo le aconsejó el viaje por mar para evitar los grandes peligros de viajar por tierra, pero el afán de aventura del héroe adolescente (sin duda, se trata de un viaje iniciático) pudo más que los consejos del anciano y decidió ir por tierra, él sólo.
  Durante el viaje el joven Teseo llegó a Epidauro y se las vio con Perifetes, hijo de Efesto, dándole muerte y quedándose con su enorme maza; en Corinto dió muerte a Sinis, hijo de Poseidón, y gozó de su primera experiencia sexual: encamarse con su hija Perigune y embarazarla para que ésta pariera a su hijo Melanipo. También mató en Cromión a Fea (una jabalina), a Escirón, a Cerción (hijo de Poseidón, faltaría más) en Eleusis y a Procustes (Procrustes, en algunos textos griegos traducidos al español) en Dafne. Antes de llegar a Atenas aún habría de protagonizar alguna otra movida para mayor gloria del personaje.
  Egeo conoció a Medea al partir de Trecén (en la península del Peloponeso-Peloponisos, la isla de Pélope, el hijo de Tántalo) hacia Atenas. Ésta le prometió un hijo si se casaba con ella y ambos se embarcaron en la aventura del matrimonio, cumpliendo los dos el acuerdo: Egeo se casó con ella y Medea le dió un hijo al que llamaron Medo. Los padres de Egeo, Pandión y Pilia, habían acordado dejar el reino de Atenas integramente a su hijo primogénito en detrimento de los demás hijos. Palante no estaba dispuesto a consentirlo y por él y sus cincuenta hijos, trataba de arrebatarle a su hermano mayor la corona de Atenas, pasando por encima del cadaver de Medo si fuera necesario. En el futuro no sería preciso porque el mismo rey desecharía la idea de la sucesión de su hijo legítimo para ofrecérsela a su vástago natural. Medo, como muchos hijos deseados, quedará eclipsado por su hermanastro y solamente valorado y querido por la madre que le parió, que hará todo lo posible y lo imposible por su hijo.
  Teseo entra en Atenas precedido por su fama de héroe tras sus hazañas en el camino. Egeo le recibe y acomoda en su palacio sin saber el íntimo parentesco que les une.
  Medea teme por su hijo y por ella porque, como maga, intuye la naturaleza del invitado y conoce el destino que le espera. Todo apunta a una nueva crisis en palacio, que habrá de suceder más tarde.

viernes, 9 de abril de 2010

ÍTACA


 Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
 A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones y a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.

 Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuando puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.


KONSTANTINOS KAVAFIS (Alejandría 1863-Alejandría 1933).

 Un curioso poeta egipcio, de étnia judia y origen griego-turco, que vivió y estudió en Inglaterra, también en Grecia y  Turquía, y regresó a Egipto para trabajar como funcionario del ministerio de riegos. Su escaso poemario de solamente 150 poesias tratan del mundo clásico, el erotismo de tinte homosexsual con la idea de la fugacidad inevitable de la belleza, y la sensualidad. Su amistad con el escritor británico E.M. Foster (Habitación con vistas) hizo que su obra (publicada póstumamente en 1936) fuera conocida en Europa, especialmente en Inglaterra.

ÍTACA

domingo, 28 de marzo de 2010

UN DÍA CUALQUIERA.


Amanece. Un nuevo día comienza con la habitual rutina en perspectiva, tediosa, lenta, predecible y madrugadora.  Miras por la ventana y ves a Aurora tiñendo de rojo el cielo, las nubes, todo, con el espectáculo colorista que despliega cuando hace su entrada triunfal.
 Va transcurriendo el día con su cadencia habitual mientras nosotros somos ajenos a lo que ocurre fuera de nuestras "cuevas". Avanza más y más y suena la sirena de la liberación.
 Salimos de la caverna y notamos el cambio que la naturaleza ha experimentado: Ya no existe la aurora, se ha transformado en bruma que envuelve y difumina todo lo que vemos, que nos acaricia con sutil mano de agua y nos asfixia lentamente como niebla que es, calándonos hasta los huesos como emisaria de Tánatos.
  Mañana será otro día y podría lucir el sol.

LA TRAGEDIA DE MINOS Y PASÍFAE.


   Felices ambos monarcas en el palacio de Knossos, la venganza de Poseidón por no haber sacrificado al toro blanco en su honor se hizo realidad. El dios marino indujo una pasión enfermiza en Pasífae y esta se enamoro del animal hasta el punto del bestialismo, engendrando en esa unión a un ser monstruoso, con el cuerpo de hombre y la cabeza de toro, conocido y temido con el nombre de Minotauro. El Minotauro de Creta no era más abominable por su apariencia  como por su voracidad y gustos alimenticios, pues era antropófago y exigía carne humana para su manutención, y amedrentó a los cretenses durante años y también a los atenienses, que debian pagar un tributo doloroso y terrible.
  Androgeo, el hijo de Minos, murió de manera trágica (una tradición atribuye su muerte al enfrentamiento con el toro indomable de Creta- el regalo de Poseidón a sus padres-que Heracles capturó y liberó en Maratón, cumpliendo con su séptima tarea, y que
androgeo intentó matar. Y otra tradición atribuye la muerte del príncipe a la envidia de los nobles atenienses, que le lincharon por haber vencido en la mayoría de las pruebas de una olimpiada celebrada en Atenas). Fuere lo que fuere, lo único cierto es que Minos nunca pudo superar la muerte de su hijo y el rencor hacia Atenas. La poderosa flota naval de Creta fue enviada a castigar a los atenienses y les venció. Minos no arrasó la ciudad ni mató a sus habitantes, pero les impuso un tributo muy doloroso. El viejo Egeo, rey de Atenas, habría de derramar muchas lágrimas viendo zarpar al barco de velas negras, en señal de luto, hacia la isla de Creta.
  El rey Minos no se deshizo de su monstruoso hijastro, no parece que se separara de Pasífae por su infidelidad tan peculiar, aunque algunas versiones afirman que la repudió y esta se vengó de él mediante un conjuro, ayudada por su hermana Circe y su tía Medea, ambas magas, para llevar la muerte a las futuras amantes de su marido. Muerto Androgeo, aún viven Ariadna y Fedra (no confundir con Fedro, el joven discípulo de Sócrates que escribió una defensa para el juicio de este en el Areópago, y Sócrates rechazó por no confiar en los jueces) ,que tendran un papel importante en esta historia.
   Ante la amenaza constante de el Minotauro para la población cretense, Minos tuvo que tomar una decisión de futuro sobre el monstruo, para que este no siguiera sembrando el terror y la muerte por toda la isla. A la rocosa Creta había llegado para instalarse un prestigioso artesano,  inventor, arquitecto y muchas cosas más, con su hijo, tras ser juzgado en el Areópago y desterrado de Atenas, su ciudad de origen, por un delito de asesinato en la persona de su sobrino. El rey estaba contento de tener en su territorio a tan ilustre y admirado personaje y decidió encargarle las obras de todos los palacios de su imperio, especialmente el de Knossos, que seria su morada y la carcel del Minotauro en forma de laberinto prácticamente irresoluble, Malía y Festos.
  Dédalo (hijo del rey tirano de Atenas, Erecteo, y de Ifínos) abandono Atenas, con su hijo Ícaro, después del destierro por haber asesinado a su sobrino, Talos, empujándole desde lo más alto de la acrópilis de Atenas por la envidia y el temor que sentía por este, porque Talos fue discípulo aventajado de su tío y podría hacerle sombra. La desgracia también se cebaría con Dédalo en Creta cuando fue la Celestina de los amores de Pasífae, tallando una vaca de madera, hueca, que sirvió de Tálamo a la reina y al toro blanco para consumar su pasión y procrear al Minotauro. Enterado Minos de este suceso, montó en cólera y encarceló a Dedalo y a su hijo (no sé si muerte o cadena perpétua) con lo cual volvió a trabajar el genio de Dédalo: Con  la ayuda de su hijo fabricó unas alas que habrían de pegar con cera a sus hombros para escapar volando de la isla. Dédalo le dio instrucciones a su hijo para que no se aproximara al sol en su vuelo, pués los potentes rayos de Helios fundirían la cera y despagarían las alas, pero el joven Ícaro, emocionado con la experiencia de volar, se olvidó del consejo de su padre y llegó tan alto que los rayos solares fundieron la cera y desprendieron las alas de sus hombros, cayendo al vacío. Ícaro murió en el mar que baña la isla de Creta y desde ese suceso recibe el nombre de "mar de Icario".