martes, 7 de febrero de 2012

ALBERTO CONTADOR: SUMMUM IUS SUMMA INIURIA.

¡Olé, campeón!

 El dopaje existe, yo creo, desde las primeras Olimpiadas de Grecia y también de manera chusca en las historietas tan famosas como las de Astérix, que tomaba la pócima secreta del druída galo para tener una fuerza descomunal y poder vencer al enemigo romano. Con el desarrollo de la industria farmacéutica se dispone de un arsenal de sustancias naturales y artificiales, que modifican la función del organismo con fines médicos inicialmente, pero cuyos efectos pueden ser aprovechados para mejorar el rendimiento de un organismo sano de cara al deporte o al simple logro de una imagen corporal o funcional que satisfaga el narcisismo del individuo.
Culturista probablemente "forrado" de anabolizantes.
 Las sustancias químicas que se han utilizado para aumentar el rendimiento físico de los deportistas son innumerables y van desde la pura farmacia (hormonas anabolizantes sintéticas, anfetaminas y demás simpaticomiméticos...) hasta la farmacia basada en productos naturales, como la eritropoyetina o EPO, una hormona segregada por la corteza renal que estimula la producción de glóbulos rojos y, tras sintetizarla en laboratorio, se emplea en enfermos renales para evitar la anemia de la insuficiencia renal que ya precisa diálisis.
 El Clembuterol (o Clenbuterol de los angloparlantes) es una sustancia artificial con un alto poder broncodilatador (el efecto beta 2 estimulante) parecida a la Terbutalina, (el Terbasmín de los asmáticos) y que se utilizó en el tratamiento del asma y el EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) hasta que sus efectos secundarios (taquicardia, mareos, dolor de cabeza...) y su larga vida media (la permanencia en el organismo desde que se administra hasta su eliminación) la desaconsejaron por la difícil dosificación. Pero, como ocurre con muchos medicamentos (por ejemplo el Minoxidil, un antihipertensivo cuyo efecto secundario era la estimulación del crecimiento del vello, acabó utilizándose en tratamiento tópico-solución al 5%-para tratar la calvicie), aparecen efectos secundarios y, en el caso del Clembuterol, uno de ellos era el efecto anabolizante (estimular el aumento de la masa muscular en detrimento del tejido adiposo, con el beneficio añadido del efecto broncodilatador) ¡El dopaje está servido y otras cosas más!. En 1967 comenzó a utilizarse el Clembuterol para el engorde del ganado hasta que fue prohibido por los efectos nocivos para la salud y por la mala calidad de la carne así obtenida, y a día de hoy es un producto ilegal en la mayoría de los países desarrolados (en México está prohibido pero su detección supone una sanción económica y, en el peor de los casos, el cierre de la explotación ganadera) pero aún se sigue utilizando de forma fraudulenta: hace unos años, en la población asturiana de Avilés, se dio el caso de una intoxicación por consumo de hígado de vacuno tratado con Clembuterol, procedente de Cataluña, y varios vecinos acabaron en el hospital.
 Después de todo el rollo expuesto, 50 picogramos de Clembuterol no son para "cogérsela con papel de fumar" teniendo en cuenta que esa sustancia está en muchos productos y que la ridícula dosis (un picogramo es la BILLONÉSIMA PARTE DE UN GRAMO, no la percibiría ni la princesa del guisante), pudo haberse ingerido de la manera más inocente. Pero el asunto fundamental es el tratamiento que se le ha dado a nuestro campeón del ciclismo, ganador del Giro y del Tour entre otros, que no pueden soportar los franceses, y un ¿tribunal? (el TAS, que suena como el yunque de Platero-el burro de Juan Ramón Jiménez-hojalatero o plomero) que se pasa por el forro los más elementales principios del derecho (IN DUBIO PRO REO), aún reconociendo que no puede probarse la intencionalidad de semejante contaminación, y condena a Contador a la ruina deportiva y económica aplicándole la máxima pena posible sin haber probado su culpabilidad.
 Entre Pinto y Valdemoro, se ha cometido una gran injusticia con un deportista de élite. por ello:

SUMMUM IUS SUMMA INIURIA.
 ¡Cuenta con mi respeto, Contador!


Porque todos somos campeones contigo.