sábado, 30 de enero de 2010

tener hijos

 Tener hijos es casi inevitable en un matrimonio, y deseable en el mayor de los casos. No vamos a entrar en las teorías del gen egoista (R. Dawkins) , que personalmente no es mi caso, pués no deseo transcender y perpetuarme, pero la tarea es cosa de dos que deben estar en armonía para ello y muy de acuerdo.
 Las mujeres suelen sentirse frustradas cuando no consiguen ser madres, y cuando lo consiguen viven una época dorada en los primeros años de la vida de sus retoños, a pesar del sacrificio que suponen sus continuas exigencias básicas. Despues sobrevienen las ataduras de la independencia, cada vez más patente de los hijos, que necesitan de tu tiempo para completar el suyo, en distintas actividades cada vez más complejas y prolijas. Cuando el pollo/a comienza a volar con sus propias alas los padres pasan a un segundo plano, cada vez más cuestionado por ellos, y se convierten en una rémora que te cuestiona a cambio de manutención, pero te dan alegría y orgullo, y de vez en cuando disgustos-ellos/as te quieren a su manera y es ley de vida-todo esto en el mejor de los casos.
  Ser padre/madre es un acto de generosidad y valentía en el que todos/as caemos en algún momento de nuestras vidas, una hipoteca incierta pero excitante y creativa, que contratas con la vida misma sin discutir las condiciones ni el periodo de cancelación, porque padre/madre lo serás mientras ambas partes vivan.
  ¡Adelante!

miércoles, 27 de enero de 2010

Esplin profesional

 Todos tenemos un trabajo, una profesión, un oficio o un dolce far niente, del que vivimos o en el que vivimos. En el início todo es ilusión y entrega, en el intermédio va bien y no nos quejamos; cuando el tiempo pasa y nada cambia para bien o mal, tenemos una sensación de rutina, de deja vu, de aburrimiento tranquilo-la rutina es lo que más controlamos porque ya no necesitamos pensar tanto, todo va sobre ruedas-y nuestros culos se acostumbran a la silla que nos sostiene, que también se cansa de aguantarnos y se deforma adaptandose a nuestra anatomía cambiante con el tiempo. Nos vamos acercando cada vez más al final de nuestros dias de gloria y al fin de nuestras vidas (esos ríos que van al mar, que es el morir). Bien, asumámoslo con deportividad y resignación.
 Lo más triste de la vida es la vida misma, que nos incita a evolucionar para despues cercenar nuestras alas que nos permiten volar hasta que el destino quiera, hasta que las circunstancias vitales te lo consientan, hasta que uno claudica y decide no seguir. En algunas ocasiones esas ataduras físicas o mentales se manifiestan desde el principio de la existencia y pueden marcar tu vida negativamente, o darte más alas para volar.

 ¿para qué sirve la vida?