caótico, neurasténico y ecléctico .
Es la mejor definición de mi BLOG porque se trata de comunicar distintas ideas, desde la perspertiva de una persona impredecible, a la que le interesa todo lo Humano Y lo Divino, sin sentar cátedra en ningún momento.
Guitarra del mesón que hoy suenas jota, mañana petenera, según quien llega y tañe las empolvadas cuerdas. Guitarra del mesón de los caminos, no fuiste nunca, ni serás, poeta. Tu eres alma que dice su armonía solitaria a las almas pasajeras... Y siempre que te escucha el caminante sueña escuchar un aire de su tierra.
(Antonio Machado)
Antes de empezar, activen este video y sigan leyendo, si les apetece.
Una guitarra, seis cuerdas, una caja de resonancia con un mástil dividido en trastes separados por unas piezas de metal; unos dedos que han de abordar las cuerdas y pisar los trastes, una cosa muy sencilla en apariencia para producir tanta mágia cuando se sabe hacer, aunque sea a medias. un cuerpo de mujer que canta al son que le toques, exigiendo la presión adecuada-caricia suave o ataque fortísimo-del amante experimentado, para conseguir el fin deseádo: el sonido y el placer armónicos. Después, ese suave toque a la cuerda con gran precisión para producir el sonido puro, el harmónico, que sólo se consigue en ciertos trastes como un punto G de la guitarra.
De no existir la guitarra, habría que inventarla y después injertarla en alguna planta para que creciera.
Entre la guitarra, el intérprete y el oyente, siempre habrá un romance anónimo; un romance de amor tejido entre la urdimbre de las seis cuerdas (o diez, según Narciso Yepes):
Un último consejo: cojan entre sus manos una guitarra, acaricien su superficie y tienten las cuerdas como si fuese un toro, y sentirán la emoción de lo inesperado.