Hacia el año 790 gobierna en Al-Andalus Hisam I, que decide iniciar una nueva "guerra santa" sobre el Reino Astur y, quizás, fue la causa de la abdicación de Bermudo I. Lo cierto es que Alfonso II (791-842) es el asentador de la monarquía asturiana, trasladando la corte a Oviedo (que en los años de Fruela fue un asentamiento monástico de carácter agrícola) e instaurando el orden gótico en la Iglesia y en Palacio (Crónica Alberdense de Alfonso III). A Alfonso II (el casto) le sucedería Ramiro I (842-850) que lidió las consabidas sublevaciones de los nobles y las incursiones normandas. En el 844 los normandos desembarcaron en Gijón y llegaron hasta Finisterre, con el resultado de la expulsión llevada a cabo por Ramiro I. Ramiro I sería el máximo impulsor del arte asturiano, tanto arquitectónico como pictórico, al sentar las bases del futuro románico (Santa María del Naranco y la vecina iglesia de San Miguel de Lillo, así como la hermosísima Santa Cristina de Lena). Su sucesor, Ordoño I (850-866) no tuvo tiempo para enriquecer artísticamente el reino astur: la rebelión de los galaicos y vascones, las amenazas musulmanas y los ataques normandos, consumieron su breve tiempo, no sin antes reconquistar la franja sur de la Cordillera Cantábrica a los musulmanes para repoblarla con los habitantes autóctonos (de León, Astorga y Bardulia-posteriormente llamada Castilla).
Alfonso III el Magno (866-910) hereda el trono y protagoniza el máximo esplendor del Reino de Asturias hasta su muerte (910). Su hijo, García, que mantuvo desavenencias años atrás con su padre, establece la corte en León y sus descendientes serían los Reyes de León, desapareciendo así la corte de Asturias con sede en Oviedo.
Con Alfonso III culmina la dinastía de reyes asturianos y finaliza la supremacía de Asturias como cuna de la realeza cristiana. El rey Magno fue un guerrero infatigable, un diplomático brillante ( se casó con la princesa navarra Jimena, estableciendo estrechas relaciones con el incipiente reino) y un intelectual: bajo su reinado se escribe el primer ciclo cronístico de la Reconquista: Crónica Albeldense, Crónica Profética y Crónica Alfonsina. En su reinado el arte asturiano se enriquece con elementos árabes y mozárabes venidos del sur y también se restablecen elementos visigodos, como el arco de herradura. monumentos de la época son Iglesias: San Salvador de Valdediós, San Andrés de Bedriñana, San Salvador de Priesca, Santo Adriano de Tuñón... También obras civiles como la fuente de Foncalada (Oviedo), situada en el barrio del mismo nombre y que constituye un hermoso anacronismo, y restos arqueológicos en la Catedral de Santiago de Compostela, antes de iniciarse su construcción. Además, en los talleres de orfebrería del monarca, se gestó la Cruz de la Victoria, máximo símbolo de Asturias en su escudo heráldico y en su bandera.
Alfonso III tuvo que enfrentarse a múltiples peligros: por la zona oriental del reino los vascos protagonizaron algunas revueltas (en la Crónica Albeldense se dice: "por dos veces, al frente de su ejército, venció y humilló a los feroces vascones") , también los musulmanes atacaron por dos frentes (desde el Ebro y por tierra portuguesa) y, en el año 866, el Conde de Lugo, Fruela Bermúdez, se rebela contra el monarca y le obliga a refugiarse en la parte oriental del reino. Con la protección del Conde Rodrigo de Castilla es depuesto el usurpador y Alfonso recupera el trono de Oviedo.
Hacia el año 790 gobierna en Al-Andalus Hisam I, que decide iniciar una nueva "guerra santa" sobre el Reino Astur y, quizás, fue la causa de la abdicación de Bermudo I. Lo cierto es que Alfonso II (791-842) es el asentador de la monarquía asturiana, trasladando la corte a Oviedo (que en los años de Fruela fue un asentamiento monástico de carácter agrícola) e instaurando el orden gótico en la Iglesia y en Palacio (Crónica Alberdense de Alfonso III). A Alfonso II (el casto) le sucedería Ramiro I (842-850) que lidió las consabidas sublevaciones de los nobles y las incursiones normandas. En el 844 los normandos desembarcaron en Gijón y llegaron hasta Finisterre, con el resultado de la expulsión llevada a cabo por Ramiro I. Ramiro I sería el máximo impulsor del arte asturiano, tanto arquitectónico como pictórico, al sentar las bases del futuro románico (Santa María del Naranco y la vecina iglesia de San Miguel de Lillo, así como la hermosísima Santa Cristina de Lena). Su sucesor, Ordoño I (850-866) no tuvo tiempo para enriquecer artísticamente el reino astur: la rebelión de los galaicos y vascones, las amenazas musulmanas y los ataques normandos, consumieron su breve tiempo, no sin antes reconquistar la franja sur de la Cordillera Cantábrica a los musulmanes para repoblarla con los habitantes autóctonos (de León, Astorga y Bardulia-posteriormente llamada Castilla).
Alfonso III el Magno (866-910) hereda el trono y protagoniza el máximo esplendor del Reino de Asturias hasta su muerte (910). Su hijo, García, que mantuvo desavenencias años atrás con su padre, establece la corte en León y sus descendientes serían los Reyes de León, desapareciendo así la corte de Asturias con sede en Oviedo.
Santa Cristina de Lena (periodo Ramirense): la sobriedad convertida en elegante belleza. |
Alfonso III tuvo que enfrentarse a múltiples peligros: por la zona oriental del reino los vascos protagonizaron algunas revueltas (en la Crónica Albeldense se dice: "por dos veces, al frente de su ejército, venció y humilló a los feroces vascones") , también los musulmanes atacaron por dos frentes (desde el Ebro y por tierra portuguesa) y, en el año 866, el Conde de Lugo, Fruela Bermúdez, se rebela contra el monarca y le obliga a refugiarse en la parte oriental del reino. Con la protección del Conde Rodrigo de Castilla es depuesto el usurpador y Alfonso recupera el trono de Oviedo.
La alta edad media (siglos X, XI y XII).
Trasladada la Corte Asturiana a León, a Asturias le queda solamente la definición de los límites geográficos de su territorio, antes más extenso. Oviedo, con las reliquias de San Salvador ligadas al camino de Santiago ("Quién va a Santiago y no visita al Salvador, va a casa del criado y no visita a su señor") se nutre de este evento (la primera peregrinación a Santiago fue protagonizada por Alfonso II el Casto, que erigió una pequeña iglesia antes del inicio de la construcción de la Catedral de Santiago) a finales del S. XI. Avilés, como ciudad costera, vive un proceso de desarrollo ligado al comercio mercantil a través de su puerto, a mediados del S. XII. Tanto Oviedo como Avilés serían aforadas por Alfonso VI (fueros desaparecidos) que habrían de ser ratificados más tarde por Alfonso VII.
En esta época se producen transformaciones sociales relevantes hasta e S. XIII.
Seguiré informando.
Trasladada la Corte Asturiana a León, a Asturias le queda solamente la definición de los límites geográficos de su territorio, antes más extenso. Oviedo, con las reliquias de San Salvador ligadas al camino de Santiago ("Quién va a Santiago y no visita al Salvador, va a casa del criado y no visita a su señor") se nutre de este evento (la primera peregrinación a Santiago fue protagonizada por Alfonso II el Casto, que erigió una pequeña iglesia antes del inicio de la construcción de la Catedral de Santiago) a finales del S. XI. Avilés, como ciudad costera, vive un proceso de desarrollo ligado al comercio mercantil a través de su puerto, a mediados del S. XII. Tanto Oviedo como Avilés serían aforadas por Alfonso VI (fueros desaparecidos) que habrían de ser ratificados más tarde por Alfonso VII.
En esta época se producen transformaciones sociales relevantes hasta e S. XIII.
Catedral de San Sanvador de Oviedo. |