viernes, 14 de febrero de 2014

MÁS CADÁVERES ¡NO GRACIAS!

DISECCIÓN DE UN CADÁVER (TOMADO DE 20 MINUTOS.es)



  Cuando yo inicié mi carrera de medicina en la Universidad de Oviedo, teníamos un Departamento de Anatomía hipertrofiado por el protagonismo del catedrático de la asignatura (también decano de la facultad) y su esposa, adjunta del citado departamento; varios profesores y catedráticos de otras materias llegaron a calificar a la Facultad de Oviedo como "LA FACULTAD DE ANATOMÍA", por la presión que se ejercía desde allí. Las anatomías ovetenses no sólo te ponían los "huevos/ovarios tensos", también eran las asignaturas más difíciles de la carrera y algunos estudiantes de 6º curso tenían que desplazarse a otros distritos para poder aprobar/las.
 En la sala de disección solamente había dos cadáveres (que yo recuerde), a disposición de los más de 1000 alumnos matriculados en los dos primeros cursos, flotando en sus cajas, en un pequeño mar de formol. También disponíamos de cajas con "casquería diversa": cerebros enteros y laminados en rodajas, hígados, extremidades superiores e inferiores... Y ¡Hasta una caja con numerosos   penes!, que descubrimos un día, con el consiguiente cachondeo tan propio de esas edades, y los comentarios chuscos (nunca irreverentes) de unos alumnos/as que éramos adolescentes (yo tenía 17 años). Se decía que los cadáveres eran traídos desde la India, pertenecientes a las castas más bajas, que no podían pagar la leña para su incineración en la pira fúnebre; dato que no me extrañaría a juzgar por los rasgos faciales y el color de la piel, incluso el periostio de los huesos del cráneo era oscuro como la noche.
  Durante el curso era normal no tener un cadáver en la mesa de disección, pero en el examen final práctico, tras aprobar el teórico, se sacaba uno de los pocos cuerpos disponibles del "sarcófago" y se tendía sobre la mesa de mármol, se le daba una ducha para limpiar el formol y se encendía el extractor para que no lloraran los ojos con los vapores que aún quedaban: era un cuerpo rígido, sin piel, con los músculos deshilachados y cortados en capas; como una marioneta que en vez de hilos tenía tendones de los que tirar para obtener un determinado movimiento e identificar el músculo preguntado por el profesor. Los vasos sanguíneos no estaban pintados de colores como en los tratados de anatomía: las venas y las arterias tenían el mismo color pero no la misma consistencia, y los nervios se podrían confundir también a simple vista con cualquier vaso. Había que palpar para distinguir y a veces sujetar algún órgano con el fin de liberar la vista y penetrar en planos más profundos.





    Así se formaron los médicos de las promociones aledañas a la mía, los médicos que hoy están atendiendo a la población española e importada y los que también están jubilados, ejerciendo en un sistema de salud pública que es de los mejores del mundo, que tiene el mejor sistema nacional de trasplantes por su eficacia y por su sostenibilidad. Pero en mi época éramos muchos y por ese motivo, y por la mala gestión de unos políticos ladrones e incompetentes, la Sanidad española se universalizó (gracias a Dios) con la precariedad de todos los sanitarios de este país; con la "bolsa histórica del MIR" que truncó muchas carreras y sembró la diáspora de sanitarios españoles hacia otros países.
  Después, nuestros gorrones analfabetos, redujeron la formación sanitaria al mínimo y sistemáticamente se empeñan en desmantelar la Sanidad Pública con contratos basura, con recortes, con gestión foránea interesada, para que continúe la diáspora hacia otros países que solamente tienen que recibir a unos sanitarios de "pata negra" sin tener que gastarse un duro en su formación. Es para morirse y donar el cadáver a la poca ciencia y conciencia que queda en España, mientras estamos sobrados de caspa y roña.
 Pero la muerte económica ha tocado a todos los sectores de la población española, menos a los MALEFICARUM, que aún no han encontrado su MALLEUS de hereje porque tienen hechizados a una gran mayoría que gozan de un  cerebro fragmentado, como las preparaciones de mi sala de anatomía, esclerosado por el formol.
  La pobreza mental y económica que se vive en España está propiciando que, en un país tan santurrón, que rendía un culto ridículo a la muerte (el ahorro de toda una vida para tener un panteón en el cementerio local), entregue su cadáver a la ciencia (la poca que ha existido aquí con el menosprecio de los gorrones consabidos) hasta el punto de desbordar las morgues de las facultades de medicina, por no poder pagar el oneroso entierro o cremación (que vale una pasta), en virtud del empobrecimiento general que vive España gracias a nuestros gorrones.
  Decía Carlos Herrera en su programa que "la Moncloa está llena de cadáveres políticos colgados en ganchos, en sus sótanos": sería interesante una disección a semejantes especímenes para ver lo que tienen en sus entrañas; pura bilis y mucha mala leche, con las "rodajas de su cerebro vacías".
 ¡Qué despilfarro de cadáveres para tan pocas opciones…!


    Ahora resulta que en las facultades de medicina hay pocos estudiantes y muchos cadáveres, tantos que resulta imposible almacenarlos y conservarlos; que faltan médicos en España y sobran muertos, que los médicos españoles se van a otros países para poder tener un sueldo digno y unas mínimas garantías profesionales y que los españoles, tan tradicionalmente apegados al culto de la muerte, prefieren donar su cadáver a una facultad de medicina antes de que sus familiares tengan que pagar el entierro o la cremación.
  La ecuación de este país nunca sale: O falta o sobra, o nos pasamos o no llegamos... Y con nuestros políticos (que se reproducen como las ratas y cada vez roen más los cimientos de la sociedad) somos cadáveres sobrantes de una situación en la que ni siquiera la muerte tiene un acomodo digno. Los cementerios, con la cremación muy demandada y con la insolvencia de los ciudadanos ante la carestía de las pompas fúnebres, acabarán convirtiéndose en museos (de hecho, el cementerio de La Cariona en Avilés es ya un objeto de visita turística) o, sus nichos, en "soluciones habitacionales" de cierta ministra zapateril que, probablemente, tendrá en su armario unos "Manolos". El político al bollo y el ciudadano al hoyo.



  Rascayu, cuando te maten los gorrones de este país ¿Qué harás tú?.