Érase una nariz superlativa,
érase un pez espada muy barbado...
Así comienza el soneto de Quevedo a una nariz, y así podría comenzar un dicho popular que asegura la posesión de un gran pene debajo de una soberbia nariz; una tontería.
El sexo es el instinto más contundente e irrefrenable del ser humano, tanto hombre como mujer, y el que mueve la voluntad de las personas hasta el extremo de su perdición o de su felicidad, aún en condición de gran carencia. Sexo infantil de tocamientos, caricias y exploración genital para saber que tu aparato reproductor no solamente sirve para evacuar la orina; sexo adolescente cargado de hormonas y secreciones, reforzado por el deseo de la unión con otro sexo, con otra persona que palpita en sintonía con la misma onda que tu generas con tu vibración vital e involuntaria; culminación en las caricias, besos, palabras cariñosas, a veces soeces pero estimulantes; intercambio de fluidos venéreos que culminan en el orgasmo y terminan en la dulce calma y el sueño de ambos amantes, más reforzados como seres vivientes. Sexo, placer, obsesión y seso; materia gris que nos permite frenar los excesos y refinar los encuentros amorosos, con el aderezo de la pasión y el Kamasutra personal: todo un universo de sentidos y sentimientos al servicio del crecimiento personal.
Después el sexo se hace más tranquilo, próximo a la desembocadura del río en la mar, que es el morir, o al menos, más esporádico pero más intenso, con más palabras y menos lenguaje corporal: Los amantes que otrora follaban intensamente, son agora amigos/amantes que follan de vez en vez, tomándose un respiro o mil si hace falta, con el diálogo de la complicidad que concede el proyecto común de la relación mantenida. Un intercambio de calor humano, en el sentido más estricto, frente a una mezcla de fluidos venéreos cada vez más escasos.
¡Joder, cómo presta joder sin temor a los gatillazos!
Hola Jano.
ResponderEliminarEl sexo ha sido y será una fuente de placer y de problemas pero no podríamos vivir sin él.
¿No te parece?.
Estoy totalmente de acuerdo, amigo, hay que vivirlo y hay que sufrirlo, pero merece la pena.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por el comentario.
Maese Jano, no hay que despreciar el papel de los accesorios
ResponderEliminarComo dice P.J. O'Rourke Hay cierta cantidad de artilugios mecánicos que incrementan la excitación sexual, especialmente en las mujeres. Uno de los principales es el Mercedes-Benz 380SL descapotable
Nó, D. Gulliver, sirven para tunear la relación y darle un toque personal y más colorido, como el Mercedes aludido bien personalizado con "un buen pedazzzo de mujerrrr".
ResponderEliminarPor cierto, en alguna ocasión aludí a las prótesis sexuales en La Argos, aunque reconozco que nunca las utilicé como tales: en mi casa había una máquina de masajes, americana, que era de mis abuelos y hoy sería una pieza de museo y, en mi adolescencia, descubrí las propiedades erógenas de la misma antes de saber que los actuales vibradores son descendientes de aquellos artilugios, que disponían de varios accesorios. Mi preferido en aquellos tiempos era una campana de goma, y podrá usted imaginarse cual era el badajo que yo le asignaba.
Un placer verle por aquí, D. Gulliver.
A mí los accesorios que más me gustan son unas velitas y una buena cena. Y, por supuesto, el "pedazzzo de mujerrrr" que tengo.
ResponderEliminarEl placer es compartido, Maese Jano
Me encanta su sentido del humor, D. Jano, y que sea capaz de reírse de usted mismo en este tema del empujón.
ResponderEliminaro, ¿hablaba usted de un amigo?
Abrazos, querido.
Nó, D. Afredo, hablo de mí. No me gusta hablar de otras personas en términos tan íntimos-lo dejo para la prensa del corazón-aunque conozco muy bien el funcionamiento de muchas alcobas ajenas por mi profesión. Pero yo apuesto por el humor como gran terapia para cuerpo y alma, y comienzo mi propia terapia todas las mañanas delante del espejo cuando me aséo, ya sin acicalarme. De la crítica estricta hemos pasado a la revista de humor con un guiño complaciente.
ResponderEliminarCosas de la edad...