miércoles, 24 de septiembre de 2014

MI QUERIDO D. ALBERTO.

En directo: Gallardón abandona la política



  Mi estimado (y ahora querido) D. Alberto:

  Permítame que me disculpe por mi anterior post, que encontrará en este humilde blog con el título de "Alberto, el Registro civil", o algo así... Ya no me acuerdo; aunque no me disculpe por haberlo escrito en su día; en aquellos días de reformas de la Justicia, ¡tan injustas!, (Ley 10/2012 de 20 de noviembre) en cuestión de Tribunales y, también, en la restricción sobrepasada de la Ley del aborto, asumida por las personas que, mínimamente, miden dos dedos de frente, tratando de neutralizar la estupidez de Bibianita, que ya puede usted ver: no sólo no ha tenido que dimitir y sí ha medrado en su estupidez política, amparada por nuestro estulto Gobierno anterior que aún perdura, pagada por todos los españoles, en su puticlub con teléfono para maltratadores arrepentidos y posavasos con leyenda: la de una estupidez más. Una pena.
 Ha cometido usted el gran error de la soberbia por no asumir la "Máxima" de un coetáneo de su padre, D. Pío Cabanillas Gallas: "¡Al suelo, que vienen los nuestros!", en su afán, creo, por llegar a ser presidente de la Nación; y cuando llegó a Ministro mordió la manzana envenenada que le habían preparado "los suyos", sin ir al suelo y con total decisión, tragándose la parte podrida; la más podrida por ser la más próxima a los demás frutos emponzoñados de la política, que es la máxima podrición en estos tiempos habidos y padecidos, señor Ruiz-Gallardón.
 Pero después de su singladura como Ministro de Justicia y muchos cargos más; como político preparado y jurista experto: bienvenido al club de las personas corrientes pero no vulgares, que no aspiran a ser Presidentes de nada. Emociónese (como se emocionó al hablar de su hijo) y disfrute de las cosas aparentemente intranscendentes, no por ello menos intensas y gratificantes. Como jurista experto dedíquese a la Justicia (con mayúscula) y no a las manzanas podridas, pero de lustre apetecible.
  
 D. Alberto ¿es consciente de ser el primer político que renuncia a todo, que asume sus errores por-pienso-exceso de celo sin menoscabo de la honradez?  pues ya es usted presidente de la Nación a mi humilde entender.


 
 
 Creo que usted ha vivido una auténtica "RESURRECCIÓN" (después de una muerte política anunciada) que le confortará en su próxima vida, que espero sea la mejor. Ya ve usted: los políticos tienen tres/dos vidas mejores que las siete de los gatos, y el resto de los humanos solamente una/dos; según sean creyentes o no.
 Con mis mejores deseos: un cordial saludo.

PD: Cuídese del capullo que no pincha y de la gaviota que sí muerde. Viva intensamente la vida con su familia ahora que ya es libre.