viernes, 4 de mayo de 2012

ASTURIAS PATRIA QUERIDA... (II).




En la calleja. Pintura de Evaristo Valle.


 Trasladada la corte de Asturias a León tras la muerte de Alfonso III en el año 910, por su hijo García I; el territorio de Asturias, política y administrativamente, pasa a formar parte de la Corona Astur-Leonesa, con unos límites geográficos bien definidos y acordes con los actuales. Oviedo pierde el carácter de corte y se empobrece en todos los sentidos, incluso en la disminución de su población; no obstante seguirá considerándose la única ciudad del interior y Avilés la ciudad costera. Como ya hemos dicho, en 1085 Alfonso VI (1065-1109) concede a ambas ciudades unos fueros (desaparecidos) que habría de ratificar Alfonso VII (1126-1157)-Oviedo en 1145 y Avilés en 1155- con la consiguiente relación especial entre el rey y los pobladores, reconocimiento de costunbres y leyes locales, reparto y explotación de las tierras...



 El resto de la población de Asturias, en la alta edad media, se distribuye en pequeñas comunidades  o villas (señoriales o de realengo) con una economía de supervivencia en la que había elementos comunes: hórreos para almacenar la cosecha (aún existen en pequeñas aldeas de Asturias hórreos que pertenecen porcentualmente a varios vecinos); molinos hidráulicos, que aprovechaban/aprovechan la corriente de un río para mover la muela, Etc...

Típico hórreo (horru) asturiano con las panojas de maiz secando.
Véanse los 4 "pegollos"(pilares). con 6 pegollos o más, sería una panera.
En el S.XIII se conceden las primeras Cartas pueblas, que cambiarían la dinámica de las villas (generalmente autosuficientes en una economía de subsistencia, sustentada fundamentalmente en el trueque), otorgando autonomía y libertad a sus moradores en cuestiones económicas y después en la organización del territorio. Las villas explotaban todos los recursos naturales: la agricultura (principalmente la escanda: la Escandalera de Oviedo se llama así por el mercado de pan de escanda que había, constituyendo también una forma de pago sin transformación); la pesca fluvial y marítima, con las distintas especies; la caza, tan abundante en especies cinegéticas; y también la producción de sal en las zonas costeras, tan apreciada en la edad media como el principal elemento de conservación de los alimentos (de esta palabra deriva el término salario, porque a los trabajadores de las salinas se les pagaba en sal-del latín salarius-a-um: perteneciente a la sal). Durante los S. X y XI, las salinas proliferaron entre la ría de Avilés y la desembocadura del río Nalón; eso sí, con un pobre rendimiento que las hizo inviables con la apertura del comercio exterior y la importación de sal de otros países atlánticos.

Plaza de la escandalera, antes del 27 de Marzo, en una fotografía de principios del S. XX.
Al fondo, en el centro de la imagen, el frontón del Teatro Campoamor.
  En esta época la población se divide en dos grandes grupos: los libres y los no libres (siervos y colonos) y estos últimos, a finales del S. XII, pasarían a engrosar las filas de los libertos que, a pesar de ser libres pero carentes de tierras y bienes, seguirían siendo dependientes de los señores económicamente y también en sus vidas privadas (matrimonio, desplazamientos...), obligados por las circunstancias a trabajar las tierras del señorío y a pagar tributo por su explotación, tanto en época de bonanza como de malas cosechas, hasta llegar a depender totalmente de los señores en el S. XIII. La sociedad medieval estaba muy centrada en la guerra y los señores debían defender constantemente sus propiedades y también a los siervos que mantenían sus haciendas. No es de extrañar que el estamento militar tuviera cierta consideración o trato de favor en la sociedad medieval, y la pertenencia a la milicia fuese una forma de promoción social: muchos militares serían recompensados con tierras y posesiones, con plenos derechos de posesión y administración, que les permitiría "fundirse" con la clase noble. Entre la rancia nobleza (a la que se accedía por derecho de sangre, por riqueza o por concesión real en pago a la lealtad a la corona y/o por servicios prestados al monarca) y la nobleza "de facto" antes comentada, había una condición intermedia de la que gozaban algunos campesinos libres: el milite (que disponía de jumento y armamento propio) y el infanzón o hijodalgo (hidalgo) , que no poseía tierras pero tenía ciertos privilegios fiscales.
  Después de trasladada la corte a León por García I, hijo del rey magno; entre los siglos X y XIII se produce en Asturias, parcialmente descristianizada por el traslado a la corte leonesa de la mayoría de los clérigos, dos fenómenos contrapuestos: por una parte, la fragmentación de las tierras secundaria al reparto en herencia entre los descendientes de los propietarios; por contra, la formación de grandes patrimonios fundiarios producto de donaciones, compras y expolios que adoptarían con frecuencia la apariencia de monasteria, amplias explotaciones agrarias en las que convivian familias libres, esclavos y también clérigos; todos ellos sometidos a la autoridad de un abad y regidos por unas normas de convivencia, que se extendían por todo el Reyno de Asturias: desde el Ebro hasta el Atrántico. Concretamente en Asturias podrían citarse:
San Vicente de Oviedo (781); San Pedro, San Pablo y San Vicente de Trubia (863) y Santa Eulalia de Herías (932).  Habían nacido los Señoríos Eclesiásticos, de los que seguiremos hablando así como de la historia de Asturias.
 Les dejo con el primer movimiento (especialmente) del Capricho Español de Nikolai Rimsky-Korsakov, que no es más que la versión orquestal de La alborada asturiana, una pieza popular para gaita y pandero: Véase la interpretación de la percusión, oboes y corno inglés.