Los vicios, los hábitos nocivos como el fumar, son enfermedades crónicas con agudizaciones puntuales o prolongadas en el tiempo, que nos dan un premio (cuando los dejamos) o nos amargan la vida (cuando estamos en activo), porque los hábitos nocivos nos condicionan para seguir con ese consumo repetitivo y creciente. En el conocimiento actual de nuestro cerebro, sabemos que están implicados en las sensaciones de castigo-recompensa una serie de núcleos hipotalámicos y un neurotransmisor: la dopamina. Pero no debemos olvidar que la corteza cerebral, el neocortex, puede dominar a esos sótanos cerebrales y romper su influencia nefasta con una programación dirigida desde los lóbulos frontales, hábilmente diseñada para tal fin y que nos confieren la entidad de seres humanos, como la especie más inteligente habida sobre la Tierra.

Contemplo las volutas de humo que salen de los "pebeteros", las aspiro y disfruto... Me estoy alejando del pernicioso tabaco en mi tercer día y sé que lo lograré, apoyándome en la ciencia en todos los sentidos. ¡Qué logro he obtenido con la voluntad y el conocimiento! coser y cantar será dejar el nefando vicio.
Lo llevo bien, pero hay veces que mataría por verme así:
Ni neocortex, ni dopamina, ni núcleos en vinagre. Hay que currarselo con un par de dídimos.
Como decía nuestra Saritísima, FUMAR ES UN PLACER.