lunes, 25 de abril de 2011

FLORENCE FOSTER JENKINS.

Había oído hablar de Florence hacía años, e incluso había escuchado alguna de sus interpretaciones operísticas, tan denostadas por el público de la época y , probablemente, por cualquier oyente actual. Permanecía en el olvido, en un cajón polvoriento de mi mente, hasta que la reseña de una obra de teatro me hizo recordar al personaje, catalogado como ópera bufa o algo que yo no podía entender en aquellos tiempos de adolescencia tan críticos e intransigentes, en los que da miedo opinar.
De la vida de Florence se puede uno ilustrar en http://es.wikipedia.org/wiki/Florence_Foster_Jenkins, que creo fue la fuente de inspiración de PETER QUILTER, el autor de la obra de teatro que ahora, con el título de GLORIUS, se representa en España protagonizada por la actriz menorquina Llum Barrera:
Un homenaje humorístico pero sentido a una mujer que se empeñó en ser una diva de la ópera a pesar de su nulo talento para el cante, que estudió música y canto en su infancia con la desaprobación de su familia y profesores, llegando incluso a huír de su hogar, ante la negativa de su padre (un empresario acomodado) a pagarle los estudios de canto en Europa; casándose muy joven y separándose pronto de su marido, sin renunciar a su sueño para el que no estaba llamada. A la muerte de su progenitor, heredó una cantidad de dinero respetable que le permitió seguir con su sueño, en compañía de su pareja artística, el pianista Cosmé Mc Moom, llegando la llenar el Carnegie Hall en uno de sus "gloriosos" recitales operísticos en los que, con una osadía tremenda y sin el menor sentido del ridículo, destrozaba las árias más difíciles de interpretar, incluso para las voces más privilegiadas.
Mc Moom y Florence.
Su pianista, conocido homosexual, trató de aprovechar el tirón mediático y la fortuna de Florence, tras la muerte de ésta, declarando ser el amante de la polémica artista, que pese a toda su falta de talento y a haber arriesgado su dinero varias veces organizando eventos musicales en los mejores locales, había amasado una moderada fortuna con el innegable talento que tenía para vender su imagen, en el convencimiento sincero de ser una gran artista que persiguió la quimera de la fama y lo logró por otros caminos.
Dos grabaciones de la época que demuestran la falta de talento y oído de la obstinada cantante, destrozando el ária de "la reina de la noche", de la Flauta Mágica de Mozart. Escuchemos la versión de María Callas:

 


 E incluso de un adolescente: Robin Schlotz:



 Todo hace suponer que Florence está muy por detrás de personajes consagrados por su arte, e incluso de personas anónimas que son conocidas en la globalización de la red.
  Pero lo que es innegable, es el inmenso tesón y la inagotable ilusión de una mujer, empeñada en ser diva, que movió multitudes.