AMANITAS MUSCARIAS (TÓXICAS). |
ARMILLARIA MELLEA (COMESTIBLE. No muy apreciable). |
No resulta extraño que en este mundo micológico se generen leyendas y mitos, desde tiempos remotos de la humanidad, que Esperanza Ibáñez de Aldecoa (etnógrafa asturiana, que citaré seguidamente), haya establecido en la tradición sobre las setas cuatro categorías tradicionales, locales y mundiales, acerca de su percepción por las personas:
El origen de las setas.
La micofobia.
La utilización de las setas.
Métodos tradicionales para la identificación de las setas venenosas.
(la clasificación está tomada de "GUÍA DE SETAS DE ASTURIAS, DE JOSÉ ARIAS CANGA. EDITORIAL TREA)
No me extenderé inneceasarariamente en todos los puntos propuestos, pero creo ilustrativo hacer algún comentario, siempre desde la cita de nuestra etnógrafa.
Existen tradiciones europeas acerca de los hongos, en Polonia y en la región de Bohemia, muy parecidas ambas, y recogidas por H. Kleijn (1964. Hongos. Formas y colores. editorial Juventud de Barcelona):
"Jesucristo y San Pedro llegaron un día a casa de una vieja que les invitó a comer y, al despedirse, les dio un pan para el viaje. Por el camino, San Pedro sintió apetito y comenzó, a espaldas del Señor, a comérselo. Pero antes de que hubiera terminado, nuestro Señor se volvió hacia él y empezó a hablarle; el pobre San Pedro, al intentar responder con la boca llena, esparció por el suelo migajas de pan, de las cuales nacieron las setas".
La versión de Bohemia es muy similar.
Pero también, y ya desde Plinio el viejo y San Alberto el Magno, se atribuye el origen de las setas-no muy descaminado en algunos casos-a la podredumbre, de la tierra o de los cadáveres. Así, Esperanza Ibáñez nos cuenta una divertida anécdota de un "paisanu de un pueblu asturianu":
"Mal rayu vos parta, ¿qué llevais en esi cestu?, ¿qué andais apañando per ahí? Pero... ¿Sabéis lo que tais garrando? Eso ye frutu de les calaveres de los muertos. Onde hay alguna d´elles enterrá, salen d´eses a montones ¡Cá! ¡Vais mal! ¡Cualquier día...!
Después del calentón, nuestro paisanu le comenta que las colmenillas (Morchella Esculenta) se usaron para amedrentar a los niños colocando en su interior una vela encendida: "Pero ye menester que sea grande, ¡Como una calavera!" .
Morchella Esculenta (Colmenilla). |
Volviendo a las brujas: la exquisita seta de San Jorge (Tricholoma Georgii), que aflora en primavera, en praderías y en las típicas "corras o corros de brujas" es un ejemplo de la tradición popular y de la superstición: una seta exquisita, con olor a harina fresca por recién molida, blanca y lobulada con hermosas curvas, es objeto de sospecha porque crece en unas semilunas de hierba que destacan sobre el resto de la campiña.
TRICHOLOMA GEORGII/CALOCYBE GAMBOSA (SEGÚN CRTERIO) PERRETXICO (EN EL PAÍS VASCO). |
No se ponen de acuerdo los científicos acerca de si la corra es por la influencia del micelio o porque la seta crece en esa hierba feraz, pero la tradición popular la atribuye a las brujas (también en Asturias, al "rayu", que cae y "quema la hierba" haciendo que crezca la seta), aunque en la actualidad, en Asturias, es recolectada por su alto precio en el mercado y es dificilísimo encontrar algún ejemplar.
En la tradición popular existen también diversos métodos para distinguir una seta venenosa de una comestible. el más común es el de la cocción del hongo con una cuchara o moneda de plata: si el objeto se ennegrece, la seta es venenosa. Mejor no intentarlo.
Las setas, a pesar de la aversión popular, han sido utilizadas por los habitantes de las aldeas como yesca para encender el fuego en el hogar o para encender el cigarrillo. En Asturias se utilizaban los hongos del género Aphyllophorales (Formes Formentarius, Ganoderma Aplanatum, conocidas también como yesqueros), que crecen en el tronco de árboles como hayas, robles... Y se utilizaban de manera más elaborada para encender el cigarrillo.
YESQUERO. |
ESLABONES. |
LOS HONGOS ALUCINÓGENOS.
Desde los inicios de la Humanidad consciente, de la certeza de animal pensante y con capacidad de aprendizaje; de pensamiento transcendente que va más allá de la simple vida y su duración, nuestros antepasados han explorado el ofrecimiento de la naturaleza en su provecho, con la agricultura y la ganadedería como logros, y el uso inconsciente de los recursos naturales (la fabricación de quesos, la fermentación de cereales por levaduras en la obtención de bebidas alcohólicas y otros productos, como el pan), y la experimentación de los frutos (por el método de ensayo y error) que crecían en los bosques y prados sin el menor control (a estas alturas de la tecnología, pocos hongos se pueden cultivar): LOS HONGOS/SETAS. Todo un mundo micológico y mitológico se abre ante nuestra mirada y ante nuestros sentidos, traspasando las barreras de nuestra percepción. Trataré de resumir los hongos alucinógenos más representativos, por más históricos para la humanidad.
La Amanita muscaria es una seta mítica, especialmente en las culturas de Siberia. Su principal alcaloide, la muscarina, no es alucinógeno pero sí un potente parasimpaticomimético, es decir, un estimulante de uno de los dos componentes del Sistema Nervioso Autónomo, el parasimpático, representado por el nervio vago, que estimula las secrecciones de muchas glándulas y del aparato digestivo, mientras frena la función cardiaca con su enlentecimiento del latido del corazón (explicación rústica pero gráfica, para que todo el mundo lo entienda). De hecho, en el Sistema Nervioso Parasimpático se distinguen dos receptores principales: Muscarínicos y Nicotínicos, que realizan funciones distintas. En contraposición, estaría el Sistema nervioso Simpático (también autónomo), que haría básicamente lo contrario: es el representante del estrés, de la alerta ante un peligro presente, imaginado o persistente. Huelga decir que las sustancias que modifican nuestra psique también tienen su efecto en los neurotransmisores de nuestro cerebro, alterando nuestras vidas para bien o para un mal difícilmente reparable, pero ahí están.
Pues bien, la Muscarina no nos haría alucinar ni nos proporcionaría nunguna experiencia mística: solamente nos produciría un desagradable aumento de saliva, lágrimas, diarrea (efecto parasimpático subdiafragmático, con efecto excitatorio)... pero no nos mataría, pues la toxicidad de la Amanita Muscaria es muy baja. Lo verdaderamente cierto es que la Muscarina no es el único componente de la seta, pues hay más: el ácido ibotónico y el muscimol, auténticos responsables de la alucinación, que siempre es muy personal y vívida (según creo) y depende de la percepción de cada ser humano. Como la Muscarina se puede eliminar del hongo con ciertos tratamientos previos, y los demás componentes se eliminan por la orina, existía una costumbre en las culturas Altaicas consistente en ofrecer la orina del anfitrión, previamente consumida la seta, para el disfrute de sus invitados, sin padecer las "molestias" de la Muscarina y sí disfrutar del efecto alucinógeno de la seta; alucinación que se podría prolongar sin límite siempre que uno estuviera dispuesto a beber la orina de otro. En un foro de Internet he recogido esta contestación a una duda acerca del consumo de la A. Muscaria:
1) El muscimol es el alucinógeno, no una neurotoxina.
2) El ácido ibotémico apenas es activo, suerte que con el secado y durante el metabolismo se transforma en muscimol.
3) Los efectos "molestos" son debidos a la muscarina, que se degrada en el tratamiento de secado, minimizando así los efectos adversos de la seta. Que tan informado que estás ya sabrás que se deben a los efectos propios de estimular los receptores que llevan su nombre, muscarínicos, lo que resulta en un cuadro vagal de sialorrea, acidez estomacal, miosis, peristaltismo, somnolencia.... efectos tras los cuales, que por cierto no son obligatorios, si no que dependen del tratado de la seta y de la persona, perduran los del muscimol/ácido ibotémico, efectos enteogénicos.
La verdad es que pensé que habias encontrado algún estudio o libro donde hablasen de esa supuesta toxicidad, y me pareció interesante poder leerlo. Ya veo que hablas de oídas.
PD: Y lo que tenga en mi firma, al igual que lo que tenga en mi sangre ni te va ni te viene.
En 1762 el escritor inglés, Oliver Goldsmith, en un viaje a Asia, relataba la pasión por el efecto alucinógeno de la Amanita Muscaria:
"Tanto los más pobres como los más ricos adoran con locura el caldo de ese hongo y, al no poder obtenerlo de primera mano (por una A. Muscaria, en las culturas de Siberia, se llegaba a pagar un venado), se sitúan en los alrededores de la gente acaudalada y acechan el momento en que esos caballeros y damas salen para eliminar su licor. Entonces tienden un cuenco de madera y recogen el delicioso líquido, apenas alterado y que conserva todavía sus fuertes propiedades intoxicantes. Lo beben con extrema satisfacción y obtienen la misma embriaguez e idéntico placer que sus superiores"
Francamente, después de ver y oir los efectos de la Amanita Muscaria, con su preparación básicamente desecada para eliminar la Muscarina, y consumida en "lluvia dorada", prefiero rendirme a la estimulación de los receptores Nicotínicos del Sistema Nervioso Parasimpático, en una orgía de tabaco en todas sus modalidades.
CALIFICACIÓN: 0,5. (por poner algo sin conocimiento, pues nunca la probé ni la probaré).
(Claviceps purpurea)
Hongo antiguo y muy conocido por la Humanidad desde tiempos inmemoriales, por sus aportaciones a la medicina popular; y también por los estragos causados por su ingestión accidental o crónica en las hambrunas de la Edad Media, parasitando al centeno y otros cereales. El botánico Lonicer (1565) y el médico Thalius (1588) fueron los primeros en abordar el estudio botánico y farmacológico de esta especie, que consideraron como una semilla abortada, como una degeneración morbosa de ese órgano producida por la humedad; posteriormente Tillot, Field y otros más, consideraron la contaminación debida a una picadura de insectos.
Pero, en 1802, De Candolle consideró al cornezuelo como un hongo y lo denominó SCLEROTIUM CLAVUS, cambiando la denominación por los estudios de Tulasne a la actual: CLAVICEPS PURPUREA. Simple cuestión de nombres científicos.
En la Edad Media fue causa de importantes intoxicaciones por las harinas de centeno contaminadas con el hongo, constituyendo epidemias que fueron denominadas como "FUEGO SAGRADO" "MAL DE LOS ARDIENTES" "FUEGO DE SAN ANTONIO", que el abate Hugues Capet, de Notre Dame, combatía congregando a las gentes en el recinto sagrado, ofreciéndoles pan libre de la contaminación del hongo, considerándose la curación como un milagro. El efecto ergotamínico era el causante de la vasoconstricción de los miembros y su consecuente gangrena, además de otros síntomas y signos que harían la distinción entre intoxicación aguda y crónica.
Las intoxicaciones por el Cornezuelo del Centeno son conocidas ( como ya se ha dicho) desde tiempos antiguos, en dos variantes que habrían de sembrar la Historia de desgracia, unida a un desconocimiento y a una necesidad de alimento básico. Había una INTOXICACIÓN AGUDA , caracterizada por vómitos, vértigos, anestesia cutánea... que podría conducir a la muerte tras la ingestión accidental del hongo, en circunstancias determinadas. Pero la más grave, sin duda, era la INTOXICACIÓN CRÓNICA, derivada del consumo de harinas del centeno contaminadas con el hongo. En este caso, había dos variantes:
A) El ergotismo convulsivo. Caracterizado por síntomas y signos de contracciones de las extremidades inferiores, convulsiones, síntomas tetánicos, delirio e incluso coma y muerte.
B) El ergotismo gangrenoso. Con un cortejo sintomático de dolor lacerante y tumefacción de las extremidades hasta llegar a la gangrena, que podría conllevar la muerte en poco tiempo.
La estructura química de los alcaloides del Cornezuelo del Centeno fue durante siglos desconocida, pero utilizada desde tiempos arcaicos por las "comadronas" para facilitar la contracción del útero y minimizar las hemorragias del parto. Jacobs y Craig descubrieron que los alcaloides del Cornezuelo se podían degradar a un compuesto final: El Ácido Lisérgico (así denominado por los autores) y, hasta 1949, no se estableció la fórmula definitiva del ácido lisérgico y su isómero, el ácido isolisérgico. Podríamos extendernos en la clasificación de los alcaloides del Cornezuelo y su significación en la clínica, asentada en las primeras décadas del siglo XX, pero hay cosas más interesantes que contar acerca del hongo, que marcó una época.
El 2 de mayo de 1938 el doctor Albert Hofmann, químico y director adjunto de investigación de la SANDOZ CHEMICAL WORKS, de Basilea (Suiza), manipuló el ácido lisérgico añadiéndole un componente etílico aminado (dietil amina), obteniendo la DIETILAMINA DEL ÁCIDO LISÉRGICO que, en alemán, denominó LYSERG SAURE DIETHYLAMID, con la abreviatura LSD, en un intento de lograr la síntesis de nuevos principios activos para el tratamiento de hemorragias, migrañas y otros procesos patológicos, prolongando el efecto vasoactivo. La fórmula definitiva, con el desconocimiento de lo que se había fabricado, quedó definitivamente establecida en el compuesto denominado Tartrato 25 dietilamina del ácido dextro (por la desviación de la luz polarizada hacia la derecha)-lisérgico, como una sustancia hidrosoluble y sin ninguna aplicación conocida, después de 25 manipulaciones. Cinco años habrían de pasar desde la creación de la droga hasta el conocimiento de su verdadera acción.
El 16 de abril de 1943 Hofmann trabajaba en su laboratorio con los compuestos del cornezuelo, también con el LSD, y se sintió indispuesto, regresando a su casa y experimentando una vivencia que dejaría reflejada en su diario:
"El viernes último, 16 de abril, hube de interrumpir mi trabajo en el laboratorio y regresar a casa, porque me sentí dominado por una sensación de intensa agitación y un ligero aturdimiento. Ya en casa, dejé de dominarme y me hundí en un desagradable estado de delirio, caracterizado por una enorme sobreexcitación y visiones fantásticas. En un estado de semiinconsciencia, con los ojos cerrados (la luz diurna me producía un molesto deslumbramiento) me asaltaron imágenes fantásticas de extraordinario realismo y con un intenso juego calidoscópico de intensos colores. Al cabo de dos horas, aquel estado se disipó."
El doctor Hofmann, recapitulando sus últimos contactos con los alcaloides del cornezuelo, por otra parte ya conocidos (Ergotamina, Ergonovina, Ergo...), con el convencimiento científico de que tales sustancias no podrían causar un efecto como el experimentado, se centró en la nueva sustancia sintetizada y decidió ingerir 250 microgramos de LSD (dosis ridícula para los alcaloides del cornezuelo, pero excesiva para la nueva droga, la más potente conocida ¡vaya par de cornezuelos!) Después de la valiente toma, pasada una media hora, Hofmann comenzó a sentir ganas de reir, vértigos e inimaginables distorsiones visuales. Pidió a su ayudante que le llevara a su casa y escribió en su diario:
"Aquí se terminan las notas del Diario de laboratorio. Las últimas palabras fueron escritas con gran dificultad.Pedí a mi ayudante que me acompañase a casa, pués creía que los acontecimientos tomarían el mismo giro que el incidente del viernes. Pero camino de casa-adonde nos dirigimos en bicicleta-se hizo evidente que todos los síntomas eran más intensos que la primera vez. Ya entonces tenía gran dificultad para hablar claramente y mi campo de visión ondulaba, como una imagen en un espejo cóncavo"
Ya en su casa, el doctor Hofmann experimentó vivencias visuales (las caras eran máscaras coloreadas) y corporales (pesadez de los miembros, como plomo), también sensaciones de vértigo y experiencias de despersonalización (la contemplación de uno mismo como algo exterior), alternadas con una profunda lucidez en la percepción de la realidad. Asimismo, experimentó una mutación perceptiva desde los estímulos sonoros, que se transformaban en colores e imágenes. Más de seis horas se prolongaron las alucinaciones del Dr. Hofmann, que finalmente durmió y se despertó sin experimentar al día siguiente nunguna anomalía, solamente un profundo cansancio.
La nueva droga llamó la atención de los científicos por la mínima cantidad necesaria para provocar sus efectos, más que por los resultados obtenidos, pues ya existían experimentos con la MESCALINA en el campo de la psiquiatría para establecer patrones de inducción similares a la esquizofrenia y otras psicosis; pero el LSD, con sus dosis ínfimas necesarias, estimuló la imaginación de los investigadores en la incipiente neurociencia, que ya contemplaban el papel de los neurotransmisores en la química cerebral. Y así, durante 20 años, el LSD se convirtió en una sustancia de experimentación científica que acabó transformándose en una droga, caracterizando una época del S. XX. La pregunta es inevitable: ¿Qué se entiende por droga? ¿Qué límite se impone entre la droga y el simple hábito de consumo, con la variedad de sustancias a nuestra disposición, legales o ilegales? Difícil pregunta, más para los legisladores...
AMANITA MUSCARIA.
AMANITA MUSCARIA DESPUÉS DE UNA LLUVIA INTENSA (ALGO DESCOLORIDA). |
Pues bien, la Muscarina no nos haría alucinar ni nos proporcionaría nunguna experiencia mística: solamente nos produciría un desagradable aumento de saliva, lágrimas, diarrea (efecto parasimpático subdiafragmático, con efecto excitatorio)... pero no nos mataría, pues la toxicidad de la Amanita Muscaria es muy baja. Lo verdaderamente cierto es que la Muscarina no es el único componente de la seta, pues hay más: el ácido ibotónico y el muscimol, auténticos responsables de la alucinación, que siempre es muy personal y vívida (según creo) y depende de la percepción de cada ser humano. Como la Muscarina se puede eliminar del hongo con ciertos tratamientos previos, y los demás componentes se eliminan por la orina, existía una costumbre en las culturas Altaicas consistente en ofrecer la orina del anfitrión, previamente consumida la seta, para el disfrute de sus invitados, sin padecer las "molestias" de la Muscarina y sí disfrutar del efecto alucinógeno de la seta; alucinación que se podría prolongar sin límite siempre que uno estuviera dispuesto a beber la orina de otro. En un foro de Internet he recogido esta contestación a una duda acerca del consumo de la A. Muscaria:
1) El muscimol es el alucinógeno, no una neurotoxina.
2) El ácido ibotémico apenas es activo, suerte que con el secado y durante el metabolismo se transforma en muscimol.
3) Los efectos "molestos" son debidos a la muscarina, que se degrada en el tratamiento de secado, minimizando así los efectos adversos de la seta. Que tan informado que estás ya sabrás que se deben a los efectos propios de estimular los receptores que llevan su nombre, muscarínicos, lo que resulta en un cuadro vagal de sialorrea, acidez estomacal, miosis, peristaltismo, somnolencia.... efectos tras los cuales, que por cierto no son obligatorios, si no que dependen del tratado de la seta y de la persona, perduran los del muscimol/ácido ibotémico, efectos enteogénicos.
La verdad es que pensé que habias encontrado algún estudio o libro donde hablasen de esa supuesta toxicidad, y me pareció interesante poder leerlo. Ya veo que hablas de oídas.
PD: Y lo que tenga en mi firma, al igual que lo que tenga en mi sangre ni te va ni te viene.
En 1762 el escritor inglés, Oliver Goldsmith, en un viaje a Asia, relataba la pasión por el efecto alucinógeno de la Amanita Muscaria:
"Tanto los más pobres como los más ricos adoran con locura el caldo de ese hongo y, al no poder obtenerlo de primera mano (por una A. Muscaria, en las culturas de Siberia, se llegaba a pagar un venado), se sitúan en los alrededores de la gente acaudalada y acechan el momento en que esos caballeros y damas salen para eliminar su licor. Entonces tienden un cuenco de madera y recogen el delicioso líquido, apenas alterado y que conserva todavía sus fuertes propiedades intoxicantes. Lo beben con extrema satisfacción y obtienen la misma embriaguez e idéntico placer que sus superiores"
Francamente, después de ver y oir los efectos de la Amanita Muscaria, con su preparación básicamente desecada para eliminar la Muscarina, y consumida en "lluvia dorada", prefiero rendirme a la estimulación de los receptores Nicotínicos del Sistema Nervioso Parasimpático, en una orgía de tabaco en todas sus modalidades.
CALIFICACIÓN: 0,5. (por poner algo sin conocimiento, pues nunca la probé ni la probaré).
cornezuelo del centeno
(Claviceps purpurea)
Pero, en 1802, De Candolle consideró al cornezuelo como un hongo y lo denominó SCLEROTIUM CLAVUS, cambiando la denominación por los estudios de Tulasne a la actual: CLAVICEPS PURPUREA. Simple cuestión de nombres científicos.
Las intoxicaciones por el Cornezuelo del Centeno son conocidas ( como ya se ha dicho) desde tiempos antiguos, en dos variantes que habrían de sembrar la Historia de desgracia, unida a un desconocimiento y a una necesidad de alimento básico. Había una INTOXICACIÓN AGUDA , caracterizada por vómitos, vértigos, anestesia cutánea... que podría conducir a la muerte tras la ingestión accidental del hongo, en circunstancias determinadas. Pero la más grave, sin duda, era la INTOXICACIÓN CRÓNICA, derivada del consumo de harinas del centeno contaminadas con el hongo. En este caso, había dos variantes:
A) El ergotismo convulsivo. Caracterizado por síntomas y signos de contracciones de las extremidades inferiores, convulsiones, síntomas tetánicos, delirio e incluso coma y muerte.
B) El ergotismo gangrenoso. Con un cortejo sintomático de dolor lacerante y tumefacción de las extremidades hasta llegar a la gangrena, que podría conllevar la muerte en poco tiempo.
La estructura química de los alcaloides del Cornezuelo del Centeno fue durante siglos desconocida, pero utilizada desde tiempos arcaicos por las "comadronas" para facilitar la contracción del útero y minimizar las hemorragias del parto. Jacobs y Craig descubrieron que los alcaloides del Cornezuelo se podían degradar a un compuesto final: El Ácido Lisérgico (así denominado por los autores) y, hasta 1949, no se estableció la fórmula definitiva del ácido lisérgico y su isómero, el ácido isolisérgico. Podríamos extendernos en la clasificación de los alcaloides del Cornezuelo y su significación en la clínica, asentada en las primeras décadas del siglo XX, pero hay cosas más interesantes que contar acerca del hongo, que marcó una época.
Albert Hofmann. |
El 2 de mayo de 1938 el doctor Albert Hofmann, químico y director adjunto de investigación de la SANDOZ CHEMICAL WORKS, de Basilea (Suiza), manipuló el ácido lisérgico añadiéndole un componente etílico aminado (dietil amina), obteniendo la DIETILAMINA DEL ÁCIDO LISÉRGICO que, en alemán, denominó LYSERG SAURE DIETHYLAMID, con la abreviatura LSD, en un intento de lograr la síntesis de nuevos principios activos para el tratamiento de hemorragias, migrañas y otros procesos patológicos, prolongando el efecto vasoactivo. La fórmula definitiva, con el desconocimiento de lo que se había fabricado, quedó definitivamente establecida en el compuesto denominado Tartrato 25 dietilamina del ácido dextro (por la desviación de la luz polarizada hacia la derecha)-lisérgico, como una sustancia hidrosoluble y sin ninguna aplicación conocida, después de 25 manipulaciones. Cinco años habrían de pasar desde la creación de la droga hasta el conocimiento de su verdadera acción.
El 16 de abril de 1943 Hofmann trabajaba en su laboratorio con los compuestos del cornezuelo, también con el LSD, y se sintió indispuesto, regresando a su casa y experimentando una vivencia que dejaría reflejada en su diario:
"El viernes último, 16 de abril, hube de interrumpir mi trabajo en el laboratorio y regresar a casa, porque me sentí dominado por una sensación de intensa agitación y un ligero aturdimiento. Ya en casa, dejé de dominarme y me hundí en un desagradable estado de delirio, caracterizado por una enorme sobreexcitación y visiones fantásticas. En un estado de semiinconsciencia, con los ojos cerrados (la luz diurna me producía un molesto deslumbramiento) me asaltaron imágenes fantásticas de extraordinario realismo y con un intenso juego calidoscópico de intensos colores. Al cabo de dos horas, aquel estado se disipó."
El doctor Hofmann, recapitulando sus últimos contactos con los alcaloides del cornezuelo, por otra parte ya conocidos (Ergotamina, Ergonovina, Ergo...), con el convencimiento científico de que tales sustancias no podrían causar un efecto como el experimentado, se centró en la nueva sustancia sintetizada y decidió ingerir 250 microgramos de LSD (dosis ridícula para los alcaloides del cornezuelo, pero excesiva para la nueva droga, la más potente conocida ¡vaya par de cornezuelos!) Después de la valiente toma, pasada una media hora, Hofmann comenzó a sentir ganas de reir, vértigos e inimaginables distorsiones visuales. Pidió a su ayudante que le llevara a su casa y escribió en su diario:
"Aquí se terminan las notas del Diario de laboratorio. Las últimas palabras fueron escritas con gran dificultad.Pedí a mi ayudante que me acompañase a casa, pués creía que los acontecimientos tomarían el mismo giro que el incidente del viernes. Pero camino de casa-adonde nos dirigimos en bicicleta-se hizo evidente que todos los síntomas eran más intensos que la primera vez. Ya entonces tenía gran dificultad para hablar claramente y mi campo de visión ondulaba, como una imagen en un espejo cóncavo"
Ya en su casa, el doctor Hofmann experimentó vivencias visuales (las caras eran máscaras coloreadas) y corporales (pesadez de los miembros, como plomo), también sensaciones de vértigo y experiencias de despersonalización (la contemplación de uno mismo como algo exterior), alternadas con una profunda lucidez en la percepción de la realidad. Asimismo, experimentó una mutación perceptiva desde los estímulos sonoros, que se transformaban en colores e imágenes. Más de seis horas se prolongaron las alucinaciones del Dr. Hofmann, que finalmente durmió y se despertó sin experimentar al día siguiente nunguna anomalía, solamente un profundo cansancio.
La nueva droga llamó la atención de los científicos por la mínima cantidad necesaria para provocar sus efectos, más que por los resultados obtenidos, pues ya existían experimentos con la MESCALINA en el campo de la psiquiatría para establecer patrones de inducción similares a la esquizofrenia y otras psicosis; pero el LSD, con sus dosis ínfimas necesarias, estimuló la imaginación de los investigadores en la incipiente neurociencia, que ya contemplaban el papel de los neurotransmisores en la química cerebral. Y así, durante 20 años, el LSD se convirtió en una sustancia de experimentación científica que acabó transformándose en una droga, caracterizando una época del S. XX. La pregunta es inevitable: ¿Qué se entiende por droga? ¿Qué límite se impone entre la droga y el simple hábito de consumo, con la variedad de sustancias a nuestra disposición, legales o ilegales? Difícil pregunta, más para los legisladores...
¿CONTINUARÁ.?
ResponderEliminarENSAYO MÁS QUE INTERESANTE, QUERIDO JANO. Y CON FINAL LLENO DE INCERTIDUMBRE. ¿CONTINUARÁ? Y DICHO DESPUÉS DE HABLAR DE OS EFECTOS DEL LSD. TODO TIENE TINTES NOVELESCOS.
FRANCAMENTE, DEBE DE SER TODO UN PLACER PASEAR POR LOS CAMPOS DE LA VERDE ASTURIAS EN BUSCA DE SETAS CON UN ACOMPAÑANTE TAN SABIO COMO TÚ, AMIGO MÍO. Y DESPUÉS DE UNA BUENA RECOLECTA, A CASA A PREPARARSE UN GUISOTE DE SETAS CON PATATAS Y CARNE, REGADO CON SIDRA FETÉN. EN LO QUE TOCA A LA "EXPLORACIÓN" DE NUEVOS MUNDOS, ME QUEDO CON LOS DELEITES DE LA GASTRONOMÍA. NO QUIERO YO PARAÍSOS ARTIFICIALES, Y MENOS AÚN SI SE ME DERRAMAN EN FORMA DE AZAFRÁN DE MARTE, VULGO VIL MEADA.
QUEDO A LA ESPERA DE UNA SEGUNDA PARTE. Y LO DEL PASEO... DIOS DIRÁ. UN FUERTE ABRAZO, AMIGO MÍO. CUÍDATE. Y, YA QUE ESTAMOS, DESCORCHEMOS ESA SIDRA QUE TENGO LA GARGANTA SECA.
S. T. G. M.
M...
¡Caramba, amigo Jano, menudo despliegue de saberes micológicos!
ResponderEliminarEl "corrico" de setas de San Jorge (isones, usones o muchardones) por mis tierras pirenaicas, me ha removido las glándulas salivares y los jugos gástricos).
Este ha sido un buen año por mis tierras aragonesas, fértiles en níscalos (aquí llamados rebollones), setas de cardo y boletos (llamados ceps, porros o calabazas, según las zonas)
Esperamos con gana una buena primavera de setas de san Jorge y colmenillas,... y la segunda parte de su entrada
Una entrada sumamente interesante para los que nos gustan las setas, pero que no las conocemos lo suficientemente bien. Por eso, tenemos que limitarnos a comer las que venden en las tiendas.
ResponderEliminarEsperamos, amigo jano que continúes ilustrándonos con tus conocimientos
Un abrazo