domingo, 26 de febrero de 2012

CUERESMA MENTAL.

José luis Hidalgo (1919-1947)
rumor lejano

Bajo el viento implacable de los años,
me inclino, como un árbol doloroso,
hasta tocar la tierra donde el tiempo
mis pasos va borrando con su soplo.

En la frente me suenan, dulcemente,
los que aún no han nacido y los despojos
de los muertos desnudos que algún día
vivieron, sin saberlo, entre nosotros.

Eterna es esta vida, y nunca de ella
alcancéis, hasta la vida, vuestros ojos;
en ella mi raíz he hundido siempre,
a ella vuelvo siempre mi frente, y vuelvo solo.

Desde siempre he tenido mi periodo anual de reflexión, de invernación, de reposo... Época del año para meditar y cambiar la mentalidad y los hábitos de vida, que normalmente coincidía con el fin de la Navidad, en la existencia impetuosa de la juventud. Pero ahora, bajo el viento implacable de los años, me inclino, como un árbol doloroso, por hacer la meditación en cualquier época del año. La Cuaresma mental de un ser añoso.

(...) Porque estoy con mi cuerpo creciendo contra todo
y me rozan la carne con unas manos ásperas
que lo llenan de tierra, mientras mi sangre brota,
como una lluvia espesa que cayera del alma (...)
(vivir doloroso: José Luis Hidalgo)

 Ser añoso es experiencia y también saber renunciar, disfrutando de lo poco o mucho obtenido en la vida que has dejado atrás, siempre recordando y calibrando lo que es el presente y lo que habría podido ser. Pero ser, y no haber sido, es lo que hay que tener en cuenta para reafirmar el presente: SER Y ESTAR.

(...) Vivir es contemplar el mudo derramado,
como una vasta muerte que nos hiela o nos abrasa.
Vivir es sangrar todo, como en un nacimiento.
 Vivir es una herida por donde Dios se escapa.
(vivir doloroso: José Luis Hidalgo)



  En mi particular visión de la vida, Dios se escapa a través de muchos agujeros, de muchas heridas propias y ajenas, de mucho pensar y sentir y no recoger la cosecha; de no ver más que la belleza y el placer que nos ofrece la vida al vivirla, sin el alivio del dolor más injusto, sin la seguridad de un "más allá" prometido que nos sirva de consuelo al contemplar también el gran dolor que supone la vida, propia y ajena.

Un niño con síndrome de Hutchinson-Gilford (progerie).

Síndrome de Cornelia de Lange.

(...) No os maravilléis de questo,
que el gusto se quede tal,
porque es la causa del mal
ajena de todo el resto;
y así toda criatura
enajenada se ve,
y gusta de un no sé qué
que se halla por ventura. (...)
 (Glosa a lo divino, San Juan de la Cruz)

Por desgracia, que no por ventura, yo no he visto ese "no sé qué" y sigo viendo la misma injusticia de la vida:

El poder de los dados
Einstein: Dios no juega a los dados.

Entréme donde no supe,
y quedeme no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.

Yo no supe dónde entraba,
pero cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí.
No diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo. (...)
(Entréme donde no supe: San Juan de la Cruz)

Tanto San Juan de la Cruz como yo, hemos entrado donde no supimos y nos hemos quedado no sabiendo, como todos los mortales, con la sciencia trascendiendo según el criterio de cada cual; con los dados de la vida echados sobre la mesa de juego.

MANO DE DIOS

La noche era tan larga que todos la olvidaron,
y, de pronto, en el cielo brilló tu mano ardiendo,
como una luna roja que hasta la tierra baja
y nos toca la frente hundida en el silencio.

Desde entonces te siento, Señor, ya tan lejano,
que no sé si es que existes o fuiste un sueño;
poque quise saberte, Señor, quise tocarte,
al ver sobre mi vida toda tu luz cayendo.

Señor, ¿por qué encendiste, con tu fulgor terrible,
la pura noche negra que oculta mis secretos?
¿Por qué no me dejaste, como la piedra, inerte,
eternamente blanco, eternamente muerto?
(Mano de Dios: José Luis Hidalgo)



 ... Y mientras avanzamos por el camino de la vida nos asentamos más en ella y pensamos más en la muerte; en ese avatar cierto e inevitable, cada vez menos horrible pero sí más incomprensible y también más aceptado.

MUERTE

(...) Somos tus hijos, sí, los que naciste,
los que, desnudos en su carne humana,
nos ofrecemos, como tristes campos,
al odio o al amor de tus dos garras.

Un terrible fragor de lucha, siempre
nos suena, oscuramente, en las entrañas,
poque, en ellas, Tú luchas sin vencerte,
dejándonos su tierra ensangrentada.

Dime, dime, Señor, ¿por qué a nosotros
 nos elegiste para tu batalla?
Y después, con tanta muerte, ¿qué ganamos,
la eterna paz o la eterna borrasca?



José Luis Hidalgo, poeta cántabro nacido en Torres, profesor de dibujo en Torrelavega y miembro de la Quinta del 42, contrajo tuberculosis y se trasladó desde Valencia al hospital de Los Sagrados Corazones de Chamartín de la Rosa (Madrid). El lunes 3 de febrero de 1947, tuvo una hemoptisis y se murió. Hoy día su enfermedad se hubiera curado en cuestión de unos meses y su hospitalización duraría unos días.

 La vida y la muerte son la lotería que nos toca, en la época que vivimos y en las circunstancias que gozamos y sufrimos. Por ello:
Lasciamo piangare mia cruda sorte.


14 comentarios:

  1. Muy bella la poesía de José Luis Hidalgo, poeta que no conocía pero teniendo en cuenta la fecha de su muerte, gran labor lírica para su joven edad.
    Me ha parecido de gran belleza su descripción de la vida:

    "Vivir es contemplar el mundo derramado(...)
    Vivir es sangrar todo, como en un nacimiento"

    Espinas y rosas, equilibrio e injusticias, noche y día, carnaval y cuaresma, ser y estar, latidos y muerte. Esto es la vida, el viento implacable de los años.
    Que la reflexión te sea provechosa, Jano. Muy bello post.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Marisa, por tu comentario.
    José luis Hidalgo es un poeta muy desconocido, un poeta que he leído en mi juventud sin especial emoción (el libro de sus poesías está amarillento por el paso del tiempo)pero después descubres las verdades que te cuenta el poeta José Luis, cuando has
    vivido más años que él.
    La quinta del 42 es una breve generación de escritores y poetas que se vieron privados de elegir sus propias acciones: la Guerra Civil española truncó sus esperanzas de vida y su obra está marcada por ese avatar.
    Un abrazo, Marisa.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Los que ya no somos de ayer, no necesitamos unas jornadas determinadas al año, para hacer una examen interior y coger nuevo rumbo. Después de cierta edad, ya no hay cambio de rumbo, será el que es: bueno, malo, acertado o equivocado, pero es el que cada uno ha querido.
    No necesitas ya examen interior. Tienes toda tu vida, durante todos los días que van cayendo, ante los ojos del alma.

    José Luis Hidalgo, es mucho José Luis Hidalgo. Y de San Juan de la Cruz, para qué hablar, es San Juan de la Cruz.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Te veo un poco melancólico amigo Jano. No es cuestión de dejarse vencer por la tristeza y, aunque Díos no sea un buen agarradero, que eso son cosas personales de cada cual, hay que mirar siempre adelante, al frente, con cara de decisión y sin mirar atrás.

    Al final no compensa deprimirse y espero que tus reflexiones cuaresmales no sean más que eso, reflexiones que no te hangan perder ni un ápice de tu fino e irónico humor.

    Un saludazo.

    ResponderEliminar
  6. José Juis, has entendido perfectamente mi reflexión y veo que la compartes. Es un alivio.
    Un abrazo, paisano.
    Peinado, no estoy deprimido, aunque tampoco estoy en mi mejor momento. El post sólo pretendía rendir un pequeño homenaje a un poeta, José Luis Hidalgo, que (como le comentaba a Marisa) había leído en mi juventud sin especial devoción pero después de los años captas mejor el sentido de sus poemas. El sentido del humor espero que nunca me abandone.
    Gracias, amigo Peinado, por tus palabras.

    ResponderEliminar
  7. Yo he perdido a mis padres las pasadas Navidades -en quince dias se me fueron los dos-, y aún hoy ando buscándome la sonrisa en el espejo, entre las lágrimas y el sentido de una vida que te da puñaladas traperas a la vuelta de la esquina, cuando menos te lo esperas.
    A fin de cuentas, según pasan los años, vas viendo como no hay vuelta atrás para recuperar las viejas y añejas ilusiones: que ya no seremos nunca lo que un dia soñamos.

    ResponderEliminar
  8. Natalia, mi mas sentido pésame. Esa pérdida duele mucho, pero recuerda que la vida continúa y tú tienes que vivir la tuya. Ánimo.

    Una cosa que debemos aprender, aunque cuando somos jóvenes no nos damos cuenta, es que la muerte nos acompaña desde el momento que nacemos y siempre está a nuestro lado, pero no la vemos y nos olvidamos de ella.
    Janos, yo siempre me propongo durante la Navidad comenzar el año de otra manera y al final lo comienzo igual que lo termino. Hacer examen de conciencia, mirar nuestro interior... no sé hasta que punto es bueno, pues a veces te hace más daño que bien (al menos a mi me pasa eso, lo que pudo haber sido, lo que nunca será; así que me aplico el refrán...a lo hecho, pecho). Las cosas pasadas ya no se pueden cambiar, pero si se puede mejorar el presente.
    Me gustó tu post.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Natalia, sabía que tu madre ha muerto recientemente pero no sabía que también le sucedió tu padre. Míralo desde este punto de vista: se han ido juntos, como vivieron la mayor parte de sus vidas, sin tener que sufrir la pérdida del otro/a con el único consuelo del recuerdo y con el orgullo y la tranquilidad de haber criado a sus hijos de la mejor manera posible.
    Decía Becquer en uno de sus poemas "¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!; pero la realidad, a mi entender, es que nos quedamos más solos los vivos, al ver cómo va desapareciendo nuestro mundo afectivo y sólo nos queda el recuerdo.
    ¡Ánimo, querida Natalia, y un abrazo muy fuerte!

    Xad Mar, tienes toda la razón: recuperar el pasado es imposible pero no mejorar el presente, aunque siempre tendemos a repetir los mismos errores.
    Gracias por tu comentario y por la participación en este blog.

    ResponderEliminar
  10. Natalia, sabía que tu madre ha muerto recientemente pero no sabía que también le sucedió tu padre. Míralo desde este punto de vista: se han ido juntos, como vivieron la mayor parte de sus vidas, sin tener que sufrir la pérdida del otro/a con el único consuelo del recuerdo y con el orgullo y la tranquilidad de haber criado a sus hijos de la mejor manera posible.
    Decía Becquer en uno de sus poemas "¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!; pero la realidad, a mi entender, es que nos quedamos más solos los vivos, al ver cómo va desapareciendo nuestro mundo afectivo y sólo nos queda el recuerdo.
    ¡Ánimo, querida Natalia, y un abrazo muy fuerte!

    Xad Mar, tienes toda la razón: recuperar el pasado es imposible pero no mejorar el presente, aunque siempre tendemos a repetir los mismos errores.
    Gracias por tu comentario y por la participación en este blog.

    ResponderEliminar
  11. Es bueno que mantengas el humor, amigo jano, yo ando algo alicaido mercer al trancazo que aún no se ha alejado completamente, pero alegra ver a los amigos comentar y visitarte.

    Un saludazo.

    ResponderEliminar
  12. Peinado:
    Disfruta del trancazo como cuando eras niño y no ibas al colegio:
    Un trancazo es una puesta a punto en nuestros cuerpos y en nuestras mentes; un paréntesis en nuestras vidas para poder apreciar la grandeza de la salud y poder hacer aquello que la vida cotidiana, en plena forma, no nos permite.
    Recuerdo un trancazo en el cual me leí de un tirón la Isla del Tesoro, que regalaba EL PAÍS, y, volví a ver LA DOLCE VITA, que dura tres horas, con mi manta y en la cama, disfrutando: no me enteré de la enfermedad gripal porque estuve muy entretenido.
    ¡Disfruta de tu trancazo, amigo Peinado!

    ResponderEliminar
  13. Gran poeta ese paisano tuyo y ,como siempre ,magnífica entrada...gracias por hacerme reflexionar.
    Un abrazo Jano

    ResponderEliminar
  14. Gracias por tus palabras, Carlos.
    Espero visitarte en tu blog cuando publiques algo.

    PD. Yo soy asturiano y José Luis Hidalgo era cántabro, pero al fin y al cabo, ambos vecinos.

    ResponderEliminar