viernes, 7 de febrero de 2014

LA APOCALÍPTICA CICLOGÉNESIS.

UNAS BUENAS AVELLANAS.

 Después del verano-otoño, recogida la cosecha, toca disfrutar en el crudo invierno de unos frutos recolectados durante la temporada anterior.


"LES FABES" YA ESTÁN LISTAS PARA SU RECOLECCIÓN  EN SEPTIEMBRE.

   El verano-otoño ha llegado a su fin y será reemplazado por el invierno, certeramente frío pero impredecible en sus manifestaciones meteorológicas, en sus caprichos climáticos que, a veces, pueden llegar a una violencia desmesurada. El mar se ha declarado en rebeldía, antes ya de la entrada del nuevo año, con el amparo de la aviación, que arroja bombas made in CICLOGÉNESIS EXPLOSIVA, esa rebelión de las masas aéreas que pone patas arriba a la tierra y al mar. Como un ejército apocalíptico, se van sucediendo los frentes, que ya tienen nombre, y arrasan las villas costeras y las del interior, con el viento y la lluvia como artillería; con las tremendas olas, que lo arrasan todo y arrastran a sus negras aguas algunas vidas, mientras se visten de blanca espuma. Las playas y el litoral del norte son últimamente una violenta marea blanca, como una clara batida a punto de nieve.


Ola en la barra
EL MAR ASALTA EL PUERTO DE LLANES (ASTURIAS).

   Después de la profunda crisis económica y política que estamos padeciendo todos, aparece una nueva ciclogénesis explosiva que nos complica aún más la vida y nos da una visión terrorífica de nuestras vidas; una sensación de inseguridad en todos los aspectos de nuestras existencias que pone a prueba nuestro valor y nuestra fortaleza mental y física, mientras nos preguntamos ¿qué está pasando? ¿cómo puedo salir de la situación?...
 La corrupción social y política nos invade, y la naturaleza parece reclamar venganza por los males causados durante siglos a una sociedad que no está preparada para el "fracaso" porque ha fracasado estrepitosamente en sus bases, en el logro de una mínima estabilidad mental; la sociedad se pierde en la marea agitada por los cantos de sirenas que prometen pero no dan, que te hunden en lo más profundo del ponto, poco a poco y sin apenas percibir tu auténtico fracaso: dejarse llevar por la plácida marea y no remar contracorriente cuando la resaca arrastra, llevando nuestras vidas donde la corriente quiera, justificar nuestra indolencia mental en una pretensión de salud que solamente persigue una coartada para no seguir el camino.
 

      

   Deberíamos dejar la ficticia comunicación y oír más nuestro interior; escuchar el verdadero mensaje verbal de las personas que nos hablan con el gesto de su rostro y no con la simple voz de un auricular, que se introduce en tu vida de manera dictatorial por el reflejo adquirido (en tiempos pasados, cuando el teléfono era un medio de comunicación urgente) y automáticamente le das a la tecla para recibir y contestar como un robot programado.

¿DIGA? ESTOY LLEGANDO A LA CAFETERÍA, ME FALTAN 100 METROS.

   Ciclogénesis explosiva que vivimos en todos los aspectos de nuestras vidas sin saber la protección a tomar; desencanto de una explosión, con mezcla de fascinación, que perturba nuestras existencias hasta la extenuación y el hastío porque no sabemos qué pasará después: naturaleza indómita y sociedad vomitiva, dejándonos atónitos y sin saber qué hacer... La polémica está servida y el desencanto también, sin distinción de generaciones.
 España, tragada por los furibundos temporales ciclogenéticos y por la corrupción mientras "España va bien".
 "Les ablanes" y "les fabes" me harán pasar un invierno mejor, con más sabor, mientras la ciclogénesis avanza.

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