sábado, 30 de enero de 2010

tener hijos

 Tener hijos es casi inevitable en un matrimonio, y deseable en el mayor de los casos. No vamos a entrar en las teorías del gen egoista (R. Dawkins) , que personalmente no es mi caso, pués no deseo transcender y perpetuarme, pero la tarea es cosa de dos que deben estar en armonía para ello y muy de acuerdo.
 Las mujeres suelen sentirse frustradas cuando no consiguen ser madres, y cuando lo consiguen viven una época dorada en los primeros años de la vida de sus retoños, a pesar del sacrificio que suponen sus continuas exigencias básicas. Despues sobrevienen las ataduras de la independencia, cada vez más patente de los hijos, que necesitan de tu tiempo para completar el suyo, en distintas actividades cada vez más complejas y prolijas. Cuando el pollo/a comienza a volar con sus propias alas los padres pasan a un segundo plano, cada vez más cuestionado por ellos, y se convierten en una rémora que te cuestiona a cambio de manutención, pero te dan alegría y orgullo, y de vez en cuando disgustos-ellos/as te quieren a su manera y es ley de vida-todo esto en el mejor de los casos.
  Ser padre/madre es un acto de generosidad y valentía en el que todos/as caemos en algún momento de nuestras vidas, una hipoteca incierta pero excitante y creativa, que contratas con la vida misma sin discutir las condiciones ni el periodo de cancelación, porque padre/madre lo serás mientras ambas partes vivan.
  ¡Adelante!

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